Pese al alivio que trajo el acuerdo con el Fondo, desde Washington aseguran que la Argentina seguirá marginada de los mercados internacionales y temen un “vacío de poder”.
Finalmente, el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional aprobó el programa que fue negociado cerca de dos años con la Argentina y trajo una bocanada de oxígeno al gobierno de Alberto Fernández en tiempos difíciles para el oficialismo. Sin embargo, más allá de la celebración de haber dado un paso clave en la renegociación de la deuda, crecen las dudas en Washington y Wall Street.
Benjamin Gedan, director del Argentina Project del Wilson Center, instituto de investigación política, opinó que “a medida que las negociaciones se prolongaban, no estaba claro si Argentina evitaría un incumplimiento que podría haber provocado una nueva crisis económica y arrastrado al país a una Siberia financiera”.
“A veces, parecía que el Gobierno estaba considerando seriamente la falta de pago. El FMI es ampliamente rechazado en Argentina y tal vez el Gobierno vio una lucha prolongada como políticamente ventajosa. Afortunadamente, las cabezas más frías prevalecieron”, consideró el especialista en un diálogo revelado por Clarín.
En el FMI están seguros que el pacto acordado es “realista, pragmático y creíble”, mientras que en Washington y Wall Street advierten que es demasiado “light” y lo tildan como un parche para salir del abismo pero que no apunta a solucionar los problemas profundos.
En ese sentido, Gedan resalta el apoyo clave del gobierno de Joe Biden y de otras potencias para la aprobación del acuerdo, aunque no ataque directamente las dificultades estructurales. “Los miembros influyentes del directorio del FMI, incluido Estados Unidos, reconocieron con razón que las reformas ambiciosas son políticamente imposibles en este momento, y nadie quería empujar a la Argentina a un Armageddon financiero”, señala.
Según el experto, “desafortunadamente, el acuerdo hace poco más que prevenir una catástrofe económica. La ausencia de reformas tributarias, laborales o previsionales, y las dudas sobre el compromiso del Gobierno para lograr los recortes de gastos prometidos, amortiguaron el entusiasmo de los inversionistas y dejarán a la Argentina aún sin poder acceder a los mercados internacionales de capitales”.
Por otro lado, Jorge Piedrahita, CEO de Gear Capital Partners, estima que “el acuerdo es lo mínimo necesario para lograr que el directorio del FMI lo apruebe y representa un rotundo fracaso de las políticas de la administración de Alberto Fernández y Cristina Kirchner”.
“El acuerdo es una Hidra de Lerna, para utilizar la analogía de un monstruo de la mitología griega. Cada vez que se soluciona un problema, han surgido dos problemas adicionales durante el proceso de negociación, de forma que concluimos con una ruptura política en lo interno del país, creando un gran vacío de poder que perdurará hasta que tengamos claridad sobre el próximo gobierno”, indicó.