Será una herramienta para que los sistemas productivos puedan optimizar su actividad, preservando la biodiversidad de los humedales y minimizando los impactos ambientales, explicaron desde el INTA. En la zona del Delta que va desde Santa Fe hasta la salida del Paraná en el Río de la Plata -donde está comprendida San Nicolás- se registraron un total de 25 mil focos de calor durante todo el año 2022.
De la redacción de EL NORTE
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Durante los últimos años, se ha debatido sobre la importancia que tienen los humedales en el planeta Tierra para el bienestar del medio ambiente. Sin embargo, no todos pueden definir con exactitud a qué hacen referencia y cuál es su función principal.
Por ello, es pertinente dejar en claro que un humedal es una zona de tierra, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitente. Al cubrirse permanentemente de agua, el suelo se satura quedando desprovisto de oxígeno. Dando lugar así, a un ecosistema híbrido entre acuático y terrestre.
Contribuyen de modo decisivo al bienestar humano, ya que desempeñan funciones de las cuales se derivan múltiples beneficios: son fuentes de agua, mitigan sequías e inundaciones, suministran alimentos, albergan una rica biodiversidad y almacenan carbono, entre muchos otros servicios ecosistémicos.
Hacia principios del 2021, los expertos de Greenpeace explicaban lo que ocurriría si desaparecen los humedales en Argentina, y ellos respondieron: “Sin dudas, se profundizaría la crisis climática y habría más sequía, más inundaciones, menos agua potable y una fuerte pérdida de biodiversidad”.
De hecho, esto que anticipaban unos años atrás es lo que se puede advertir actualmente: desde diciembre de 2022 aproximadamente, San Nicolás y toda la región fue declarada en estado de emergencia y/o desastre agropecuario por las sequías.
Según un relevamiento realizado por el Museo de Ciencias Naturales ‘Antonio Scasso’ de San Nicolás, que tuvo como área de análisis la zona del Delta que se extiende entre las ciudades de Santa Fe y Paraná hasta la desembocadura en el Río de la Plata (superficie total de 2,3 millones de hectáreas), se registraron un total de 25 mil focos de calor.
Los registros del estudio se extienden desde el primer día de 2022 hasta el 25 de diciembre. En ese lapso, el fuego comprometió a más del 15% del área. Unas 355.950 hectáreas donde se ubican gran cantidad de humedales, sufrieron incendios a lo largo de todo el año, lo que equivale a decir que ardieron, en promedio, mil hectáreas por día.
El total de focos de calor detectados ascendió a 25.312 y fue el mayor registro relevado, con la sola excepción del año 2020, cuando los focos habían estado muy cerca de los 40.000. En 2021, habían sido algo menos de 15.000.
La propuesta
El 75 % del territorio argentino es subhúmedo seco, semiárido y árido, donde la disponibilidad de agua tiene un rol fundamental. Tanto para el desarrollo de la vida en todas sus formas, como para el desarrollo de las comunidades que habitan, y la producción agropecuaria que dependen de los humedales.
Actualmente, en un contexto de cambio climático, donde la ocurrencia de eventos extremos como sequías, incendios e inundaciones se ven incrementados, es decisivo velar por la sostenibilidad de estos socio-agroecosistemas.
En este sentido, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) desde los proyectos nacionales “Humedales de la República Argentina: distribución, usos y recomendaciones co-participativas para una producción sustentable” y “Evaluación, monitoreo y manejo de la biodiversidad en sistemas agropecuarios y forestales”, trabaja en el desarrollo de ‘Guías de Buenas Prácticas’ (GBP).
Y sumado a ellas, en estrategias para la conservación de la biodiversidad para sistemas productivos en humedales del país, con el objetivo de optimizar la actividad productiva, minimizando los impactos ambientales.
Desde ya, esta propuesta representa un gran desafío que requiere del trabajo en conjunto de diferentes sectores de la sociedad como organismos e instituciones públicas y privadas, ONG locales, regionales y nacionales, ministerios y secretarías de Ambiente provinciales, asociaciones, organizaciones y cooperativas de productores y universidades nacionales.
Las Guías “serán una herramienta para que el productor pueda gestionar su sistema productivo y producir sustentablemente y, al mismo tiempo, conservar los servicios ecosistémicos del humedal”, explicó María Fabiana Navarro, coordinadora del Proyecto Humedales e investigadora del Instituto de Suelos del INTA. “Son herramientas que, eventualmente, permitirán también darle un valor agregado a la producción”, afirmó.
Dos niveles
La coordinadora explicó que se está trabajando en dos niveles, uno nacional en la confección de capítulos que son transversales a todas las regiones y el resto a nivel regional, donde se abordan las particularidades propias de cada región.
“En ambos casos, mediante un proceso de co-construcción, interactivo y de consenso entre representantes de los diversos sectores (productivo, ambiental, académico y gubernamental) involucrados en el uso, manejo y conservación de estos socio-agroecosistemas”, puntualizó.
Las Guías contarán con una caracterización del sistema socio-productivo y ambiental de cada humedal, gestión de la empresa, manejo del sistema productivo para la sustentabilidad, gestión de desechos y productos contaminantes, gestión de aspectos sociales, comunitarios y culturales, y monitoreo.