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jueves, diciembre 12, 2024
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PANORAMA POSPANDEMIA: LOS HOTELES ALOJAMIENTO LE PELEAN A LA CRISIS

Los precios de los hoteles alojamiento aumentaron en lo que va del año más de un 40%, pero aun así siguen detrás de la inflación, porque la clientela es menor que antes de la pandemia y no quieren perderla.

Germán Rodríguez
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La cosa no iba ser barata, pero a priori valía la pena. Horas de chamuyo por WhatsApp, coqueteos, histeriqueos y salió una cena. Él cuidándose de no tomar mucho alcohol porque para el objetivo final tenía que andar en auto, pero en la comida había que lucirse. Ya de entrada unos $4000 en una cervecería, de ahí al boliche con unas amigas que esperaban.

Al muchacho le costaba ser directo, así que sin intenciones de arruinarla hizo todo el circuito. Solo tomó gaseosa pero fue dadivoso con la bebida de las chicas y ahí, con entradas y todo, se le fueron unos $3000. Empezaban los problemas porque había salido con 10 lucas pensando que le bastaba y sobraba, pero evidentemente el plan se complicaba. Arrumacos, besos furtivos, la carne que es débil y en el auto directo a buscar un “telo”.

Risas cómplices, besos, toqueteos y tocando el timbre de la entrada del lugar. La voz, medio cansina, preguntando si querían habitación estándar o especial. La cuestión lo ameritaba, así que ahí nomás gatilló $2800 para una habitación lujosa, con jacuzzi y todos los chiches.

La número 23 le dijeron, y para allí encararon, se veían muchos portones abiertos, por lo que se notaba que ese fin de semana no había sido muy cariñoso. Entrada, emoción, el corazón a mil, la adrenalina estallando. Obvio que necesitaba un preservativo, porque el que dan de regalo en una canastita con jabones y champús es más peligroso que chino estornudando en el colectivo. Levantó el teléfono, pidió un preservativo y cuando se lo acercaron le dijeron $400. En la billetera solo le restaban $200.

Casi llorando la miró a ella, “vamos por la igualdad” le dijo, que sacó la tarjeta de débito, pero ni un peso billete. “Tengo tarjeta, ¿puede ser?”, preguntó el muchacho angustiado y recibió un rotundo no. Sin preservativo no hay sexo le dijo la joven y, tras acostarse un ratito a retozar, volvieron a casa sin concretar y nuestro héroe con los bolsillos vacíos.

Precios

Al igual que en el resto de los productos en esta actualidad argentina, el precio de los hoteles alojamiento también sufren la inflación y el incremento del año fue de casi un 40%. En promedio en nuestra ciudad los famosos “telos” están entre los $2100, hasta los $3500 en habitaciones especiales y según lo comentado por los propietarios de estos albergues transitorios, siguen teniendo clientela, pero mucho menos que antes de la pandemia.

“La gente se queja del precio, pero la verdad es que con los aumentos que tuvimos, ya sea en insumos como toallas, sábanas, elementos de higiene descartables, costos de personal administrativo, de limpieza, lo seguimos manteniendo económico porque si no, no viene nadie, y por eso tenemos que hacernos cargo de los costos. Si fuéramos aumentando acorde a la inflación, deberíamos cobrar la habitación más de $4000, pero así no vendría nadie”, comentó.

La mayoría de los hoteles se encuentran en la autopista, pero hay un par dentro de la ciudad que son más populares, pero aun así los precios no pueden estar muy bajos porque si no, el mantenimiento es imposible.

El día después

Tras siete meses cerrados por las restricciones de la pandemia, los albergues transitorios volvieron a habilitarse en octubre del 2020 solo durante el día, y poco a poco flexibilizaron un poco más las medidas por el COVID-19. Hoy la situación es igual a antes de la pandemia.

En San Nicolás sobrevivieron a la misma los hoteles Luxor, Napoleón, Yanquelen, El Ciervo, que se encuentran en la autopista, Desireé en Ruta 188, Acapulco cerca del centro y JB por avenida Illia.

La mayor clientela está los fines de semana y a principio de mes, pero los hoteles funcionan prácticamente durante todo el día y es común algunas parejas escapadas, las “tramposas”, que piden habitación en horas de la mañana para no “despertar sospechas”.
“No es de lo más común, pero sí tenemos un par de parejas fijas ciertos días que se escapan y viajan al hotel durante la mañana o la siesta. Generalmente están poco tiempo, hacen lo “suyo” y se van rápido”, comentó la empleada de un albergue transitorio.

Es común también en la estación de servicio ubicada en la autopista y Dámaso Valdés que vengan en autos separados, estacionen por el lugar y se vayan juntos en un solo auto al hotel que se encuentra pegado, contaron a EL NORTE empleadas del comercio, que ya casi van conociendo a los “infieles”.

En cuanto a los precios, el presidente de FADAPH señaló que la situación es “una lucha constante por mantener la rentabilidad, no perder a los clientes y sobrevivir a la espera de que la economía se revierta”. “Actualizamos cada vez más rápido los precios. No hay forma de sostenerlos porque estamos en una situación de desventaja respecto a la inflación”, explicó.

Robos

Es común también que los hoteles tengan un flujo de pérdidas con los robos de toallas, sabanas y hasta elementos absurdos como lámparas o focos. “Nosotros no abrimos la reja hasta que no revisamos la habitación y vemos que medianamente esté todo bien, porque por ahí la gente se lleva cualquier cosa. Hemos tenido que hacer pasar vergüenza a más de uno por llevarse estupideces”, comentó la empleada de un hotel ubicado en la autopista que ve este tipo de prácticas especialmente en los jóvenes que lo hacen como una diversión, para “recuerdo”.

Lo que no tiene nada de entretenido es lo que ha pasado también en algunos hoteles de nuestra ciudad, no hace mucho tiempo. Recordemos que el año pasado la empleada del “Luxor” denunció que en la madrugada ingresó al lugar un automóvil y pasada una hora se retiró. Al ingresar a la habitación para realizar la revisión encontró a tres sujetos escondidos en el baño.

Éstos la intimidaron con un arma de fuego y sustrajeron la caja fuerte incrustada en la pared con ayuda de otros cuatro sujetos, llevándose también un router inalámbrico. En ese momento, uno de los malvivientes le quitó el sostén a la víctima y comenzó a manosearla para luego huir.

“Los hoteles en su mayoría no tienen seguridad salvo las cámaras. Es muy difícil costearla sumando que ya hay un montón de gastos fijos que se hacen insostenibles”, contó un propietario refiriéndose a la inseguridad.