Desde hace un tiempo y debido a las limitaciones de importaciones, la alta demanda que supera la oferta y problemas globales en la producción de celulares, en San Nicolás se siente la falta de teléfonos de gama media que son los que más usan los nicoleños. Solo se consiguen modelos de alta gama, que no bajan de los $90.000, o aquellos más económicos pero con menos funciones.
Germán Rodríguez
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Al igual que sucede en el resto del país, en San Nicolás hay muy poco stock de celulares en gamas medias, no así de aquellos a precios altos que superan el ingreso promedio de un nicoleño.
Los celulares que no entran y cuesta conseguir es todo lo último de la línea Samsung (la marca que la gente más consume) específicamente toda la gama de los A, por ejemplo Samsung A30, A50, A32, que se encuentran entre los más populares. Solamente lo que estaría ingresando es Samsung de gama alta.
También se pueden conseguir los modelos más económicos entre los que se ubica el Motorola E20 que sale $33000. Ya los modelos de gama alta se ubican entre los $90.000 y $160.000
Asimismo, la inflación golpea duro en la venta de celulares y cada envío llega con incrementos de $10.000 y $20.000, consignaron a nuestro medio desde una sucursal de Claro.
En esta poca variedad de aparatos hay hasta listas de espera para entregarlos y, según especialistas, tiene que ver con la alta demanda y la poca oferta.
Demora en los cambios
Existe una demanda reprimida por una obsolescencia de los aparatos que no se cambiaron en la pandemia y se usaron mucho; y la otra por una demanda anticipada de quienes quieren ganarle a la inflación y eligen comprar un bien durable.
Indicaron a EL NORTE que hay mucha demanda de aparatos pero cada vez llegan menos. “Pasaron muchos años de poca venta y eso hizo que se fueran retrasando los cambios de modelos y la vida útil de los teléfonos que tienen un promedio de duración de tres años, por lo que la gente aguantó el cambio de aparatos y se encontró al querer hacerlo con los faltantes”.
Además de la escasez de celulares a nivel mundial por cuestiones logísticas, impacta el retaceo de los dólares para importación. El Banco Central cambió las condiciones de pago para importaciones, estirando los plazos de 120 a 210 días (o sea, de 4 a 7 meses). Esto, en un mercado con baja oferta, hace que los proveedores del exterior prioricen la venta a países que pagan más rápido.
Razones técnicas
Luego de varios años seguidos con volúmenes a la baja, el año pasado las ventas de celulares lograron revertir la tendencia con un crecimiento del 60%, tal como surge del informe “Mercado celular argentino 2022”. Para este año se esperaban inicialmente repetir los volúmenes del año pasado, pero diversos motivos se conjugaron para que haya hoy algunos faltantes de equipos nuevos. La razón: más demanda y menos oferta.
Por el lado de la demanda, se dieron varios factores para que, a pesar del actual contexto macroeconómico, ésta se sostuviera. Por un lado, es importante tener en cuenta que entre los años 2018 y 2020 las sucesivas caídas en las ventas (caída del PBI, devaluaciones, covid) hicieron que se produjera un retraso en la renovación natural de los equipos, principal impulsor de ventas en un mercado maduro, esencialmente de reposición. No obstante, los equipos se van desgastando igual (menor duración de batería, pantallas rotas, etc.) y llega un punto en que se hace inevitable su recambio. Por otra parte, en términos relativos, los equipos se fueron abaratando como consecuencia de una inflación que fue mayor a la devaluación del peso frente al dólar oficial. Sin embargo, la oferta no pudo estar a la altura del empuje de la demanda. En esto influyen los problemas globales de abastecimiento. Desde el año pasado la industria electrónica en general está sufriendo los efectos de la escasez de chips, impactando en la producción de celulares entre otros productos. Luego se sumó el rebrote de covid en China, lo que llevó a durísimos aislamientos en ciudades como Shenzhen, sede de un gran número de fábricas de electrónicos, o Shanghái, que a su vez es un importantísimo puerto de entrada y salida de mercaderías, quedando paralizado.