A pesar del amplio rechazo internacional y de las movilizaciones de venezolanos tanto dentro como fuera del país, el dictador Nicolás Maduro juró hace instantes su tercer mandato como presidente de Venezuela.
El jefe de Estado adelantó la ceremonia de investidura y extendió su mandato al frente del Poder Ejecutivo por seis años más, es decir, hasta el 2031. Nicolás Maduro juró en Caracas ante la Asamblea Nacional, el órgano legislativo controlado por el régimen chavista, en medio de un fuerte aislamiento internacional derivado del megafraude electoral cometido en las últimas elecciones presidenciales del 28 de julio pasado.
La jura fue conducida por el diputado chavista Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional. Durante el acto, Maduro afirmó: “Juro que este nuevo período presidencial será el período de la paz”, a lo que Rodríguez respondió: “Queda usted investido en el cargo de presidente constitucional”.
La ceremonia contó con la presencia de solo cuatro jefes de Estado: el dictador de Cuba, Miguel Díaz-Canel; el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne; el primer ministro de la República Árabe Saharaui Democrática, Brahim Gali; y el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune. En contraste, aliados regionales como Luis Arce (Bolivia) y Daniel Ortega (Nicaragua) prefirieron ausentarse y enviaron delegaciones en su representación. Por su parte, Rusia, China e Irán, protectores del régimen, enviaron representantes de bajo perfil.
Discurso de Maduro: exaltación del chavismo y defensa del régimen
Durante el acto, Nicolás Maduro se mostró desafiante y exaltó los principios del chavismo como sustento de su nuevo mandato. En su discurso, destacó que la ceremonia se realizó bajo los lineamientos constitucionales: “Había que jurar frente a la Asamblea Nacional y como siempre lo hemos hecho. Hemos cumplido con esta Constitución”, expresó.
Maduro también enfatizó un supuesto apoyo internacional a su nuevo mandato, asegurando que en el país se encontraban más de 2.000 delegados de 120 países que participaron en lo que denominó una “juramentación histórica”. Afirmó que la ceremonia representaba la voluntad del pueblo venezolano: “Nuestro pueblo está en la calle participando de una juramentación que es del pueblo”, señaló.
En un homenaje al expresidente Hugo Chávez, reafirmó su compromiso con el legado del líder revolucionario: “Juré ante él (Chávez) lealtad absoluta, a su legado, a su siembra, a su lucha, a sus sueños, que no eran otros sueños, sino los sueños originales […] de los hombres y mujeres que a caballo echaron al imperio español de todas las tierras suramericanas”.
Además, el mandatario arremetió contra los críticos internacionales, defendiendo la legitimidad de su gobierno y de la Constitución Bolivariana: “A los que atacan a Venezuela desde el exterior les digo, nosotros somos los constructores de esta Constitución, somos sus redactores. Esta Constitución nació a pesar de ustedes […], esta Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que garantiza un estado democrático, social, de derecho y justicia, nació a contracorriente de las conspiraciones imperiales”.
Continuó hablando de su gobierno, defendiendoló de las críticas, alejandóse de la imágen de ser un régimen, asegurando la existencia de una democracia en el país: “Hoy podemos decir que esta Constitución está victoriosa y Venezuela está en paz. Este acto es posible porque Venezuela está en paz, en pleno ejercicio de soberanía nacional, soberanía popular, de su independencia nacional”.
Fraude electoral y rechazo global
La polémica investidura de Nicolás Maduro se da en un contexto marcado por las denuncias de fraude electoral. Organismos internacionales, líderes políticos y organizaciones no gubernamentales señalaron irregularidades graves en los comicios del pasado 28 de julio, desde la manipulación de resultados hasta la falta de transparencia en el proceso. Estas prácticas reforzaron el aislamiento del régimen y la negativa de reconocimiento por parte de numerosos países democráticos.
Movilizaciones contra la dictadura
Las protestas en contra del régimen de Maduro no se limitaron a Venezuela. En el país, miles de ciudadanos salieron a las calles en distintas ciudades para manifestarse en rechazo al fraude electoral y la prolongación de la dictadura. Las movilizaciones fueron reprimidas violentamente por las fuerzas de seguridad, dejando detenidos y heridos.
En el ámbito internacional, la diáspora venezolana protagonizó marchas y actos de protesta en ciudades como Miami, Madrid, Bogotá y Buenos Aires. Los exiliados y migrantes alzaron su voz con pancartas y consignas en defensa de la democracia y los derechos humanos en Venezuela. Estas manifestaciones reflejan el creciente descontento global hacia el régimen chavista y la demanda de una transición democrática en el país sudamericano.