¿Cómo se verían los espacios si los arquitectos diseñaran edificios basados en las emociones, la salud y la felicidad del usuario? Hospitales que ayudan a la recuperación de los pacientes, escuelas que fomentan la creatividad, entornos de trabajo que hacen estar más centrado.
Esto es neuroarquitectura: diseñar entornos eficientes basados no solo en parámetros técnicos de legislación, ergonomía y confort ambiental, sino también en índices subjetivos como la emoción, la felicidad y el bienestar.
No existe una receta prefabricada para aplicar la neuroarquitectura, pero sí algunos detalles que se pueden observar en la construcción de los espacios.
Por ejemplo, en acústica es importante prestar atención a los sonidos ambientales según el tipo de proyecto. ¿Los sonidos de la calle interfieren con la concentración y el sueño? ¿Sería necesario utilizar materiales acústicos? Si se trata de un entorno de trabajo, ¿hasta qué punto una oficina de coworking muy abierta se interpone en el camino de la producción?
Iluminación y muebles
En el caso de la iluminación, también se debe observar la entrada de luz en el espacio. El cuerpo humano se encuentra más cómodo con la luz natural y si es necesario utilizar mucha luz artificial, ¿qué tipos de color e intensidad de la lámpara no podrían provocar deslumbramiento?
Si se trata de un espacio relajante como un restaurante o incluso una residencia, usar luces amarillas que son más acogedoras puede ser más conveniente. Si se trata de un hospital, un entorno de curación y tratamiento, tal vez otros colores como el azul y el naranja, conocidos por ser refrescantes, serían más interesantes.
En el caso de muebles, por ejemplo, en un jardín de niños, las curvas serían más interesantes que las esquinas, que se asemejan al peligro y al miedo, lo que puede hacer que algunos niños se asusten y reaccionen.
Vegetación y colores
También se sabe que la vegetación está asociada a la conexión con la naturaleza, que además de ayudar a elevar la calidad del aire en el interior del espacio, aporta más tranquilidad a los usuarios.
Si se habla de colores, se sabe que los cálidos como el naranja y el rojo aportan emoción y movimiento y los colores fríos como el azul y el verde, calma y serenidad. Al mismo tiempo, los contrastes de color generan energía y los colores análogos provocan comodidad. Por lo tanto, debe haber un estudio muy sólido de la composición cromática para medir los niveles de satisfacción del usuario.
Todo dependerá del tipo de espacio, de los requerimientos del cliente y del entorno de la construcción. No hay un solo elemento en el que centrarse en un proyecto que tenga en cuenta la neuroarquitectura, al final es la intersección de varios elementos: color, luz natural y artificial, paisajismo, escala, materiales.