Es el asistente técnico de Diego Simeone, uno de los entrenadores top a nivel mundial. Habían pasado apenas 48 horas del tan ansiado título del Atlético Madrid en la Liga española y él ya estaba pisando suelo nicoleño. “Lo más importante para mí era finalizar el ciclo de trabajo y tomarme un avión para venir”. Sus sentimientos hacia el Paraná, la familia, los amigos, los recuerdos. Nelson Vivas, más nicoleño que el Yaguarón.
EZEQUIEL GUISONE
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Diez años en la selección como jugador. Quilmes, Boca, Inter, Arsenal, River… una notable carrera en la que la tuvo que pelear y hasta cambiar más de una vez silbidos por aplausos. Ídolo en Quilmes. Amado por los hinchas de Estudiantes tras su paso como entrenador. Perfeccionista al límite de la obsesión en su trabajo como asistente técnico en la elite del fútbol mundial. Dice “tener suerte” de poder trabajar en lo que le gusta, pero asegura tener “los mismos problemas y deseos que cualquier persona”. Sus palabras lo hacen aún más grande. Nelson David Vivas está de vuelta en casa.
“Más allá del torneo que tuvimos la suerte de ganar, para mí lo más importante era finalizar el ciclo de trabajo y poder por fin tomarme el avión para venir para acá, para ver a mis viejos, a mis amigos, que hacía mucho tiempo que no veía”, contó el nicoleño en un reportaje exclusivo que le brindó a EL NORTE y La Deportiva, en Radio U. “Salí y compré pan en una panadería tradicional de acá de San Nicolás, cerquita del río; me pude acercar al Parque San Martín y cuando vi el río… estaba solo y lloraba así como me emociono ahora, porque más allá de ser profesional, o de lo que la gente pueda pensar de aquellos que tenemos la suerte de trabajar en un fútbol tan importante y de elite como el lugar de trabajo que hoy tengo, yo extraño a San Nicolás, extraño el río, extraño mi gente. Uno se da cuenta de todo lo que se resigna siguiendo un sueño. Hoy estoy agradecido de poder trabajar de lo que hago. En algún momento en mi infancia fue una ilusión, y hoy con cincuenta y pico de años puedo agradecer que esa ilusión es mi sustento y mi modo de vida”, contó Nelson (David, en su “versión nicoleña”) con una voz que por momentos se le perdía en medio de la emoción.
“Me fui de San Nicolás cuando tenía 18 años. Ya pasaron un poco más de 30 y sigo en la misma, yendo y viniendo, añorando los fines de semana en los que puedo venir como cuando tenía 18 o 20 años; en aquel momento para juntarme con amigos para poder salir, y hoy desde otra realidad, porque ya tengo hijos, estoy grande, pero añoro el río, me encanta el Paraná, poder ir a pescar – ‘aunque sin pescar demasiado, porque siempre terminamos pescando algún bagrecito amarillo’, agregó entre risas-, sentir correr el sedal del riel y caer la plomada al río, tomarte un mate, tomarte un vino, en familia, con mis amigos… es lo que termina siendo y lo que fue toda mi vida, lo que me gusta”, expresó David, y aseguró que “Muchas veces se sobrevalora la vida de aquellos que por suerte como yo pueden trabajar de lo que le gusta, de un deporte tan popular para la gente, pero más allá de eso somos personas absolutamente comunes, con los mismos problemas que cualquier otro, con los mismos deseos que cualquier otro. A mí me gusta pescar, aunque nunca pesqué nada grande; amo estar en el río porque me crié ahí con mis amigos en el Tonelero, salimos al Paraná, haciendo travesuras cuando éramos más chicos -‘ahora más consciente de lo qué hay que hacer y qué no’-, pero me gusta eso, me gusta estar con mis amigos. Tengo la suerte de poder tener un grupo de Whatsapp de solo cinco personas que son mis amigos de la infancia. Falta uno que lamentablemente ya falleció, pero después somos los 5 que nos criamos y hoy nos extrañamos tanto, y podemos salir a pedalear en bici, o comernos un asado, salir a pescar, y todo eso cuando uno no está se extraña mucho”.
Hablemos de fútbol
Después de siete años, el Atlético de Madrid logró en esta temporada quedarse con el campeonato español, rompiendo la hegemonía del Real Madrid y el Barcelona. “Lo que tienen la Liga Española y las más importantes de Europa es el formato de campeonato largo, 20 equipos, 38 fechas, donde aquellos con más presupuesto y más jerarquía en sus planteles terminan en algún momento pasando momentos de baja en los rendimientos. Al Barcelona y al Real Madrid les tocó en el inicio; a nosotros nos tocó después de la segunda ronda, pero es como que todo termina emparejándose. Y la Liga, al ser tan larga, termina dándole más posibilidades a aquellos que más jerarquía tienen. Por eso es tan difícil ganarla, y viene siendo habitual que durante los últimos largos años el Real Madrid y el Barcelona son aquellos que la terminan ganando o peleándola hasta el final. Que se meta un equipo como el Atlético Madrid, más allá de su presupuesto o de los nombres que tenemos, es poco habitual”, analizó el “2” del Cholo Simeone en el cuerpo técnico albirrojo. “El Atlético creo que hoy está más cerca, por eso la ganamos, salimos segundos hace dos años, terceros el año pasado y este año nos tocó ganarla, pero el Sevilla también se está acercando, la Real Sociedad es otro equipo que viene haciendo las cosas bien como el Villarreal, que gana la Europa League… son equipos que se vienen presentando competitivos”, remarcó.
Respecto al manejo de un vestuario con tantas estrellas internacionales, Vivas señaló: “Muchas veces se subestima todo lo que tiene que ver con la conducción de un plantel. No solo es trabajar desde un modelo de juego o un plan de partidos y los rivales que tenemos que enfrentar, sino gestionar la individualidad de cada uno de los jugadores, tratar día a día generar consciencia de que hay que tratar de ponerse en el lugar del otro, suavizando los egos y formando un espíritu colectivo que construya el camino hacia la obtención del objetivo. Y esto creo que puede ser aplicable no solo al fútbol sino a cualquier ámbito. Nosotros creemos que para lograr algo en cualquier ámbito hace falta un objetivo, hace falta líderes dentro y fuera de la cancha, hace falta diversidad que obviamente dentro de un grupo de 30 personas la hay, y hace falta empatía, que es ni más ni menos que ponerse en el lugar del otro”.
Una vez que dejó el fútbol, al poco tiempo Diego Simeone lo convocó para sumarse a su cuerpo técnico en el inicio de su carrera como tal, en Racing. Luego el nicoleño lo acompañó en Estudiantes, River y San Lorenzo. La carrera como entrenador principal de Vivas comenzó en Quilmes, y luego tuvo un muy buen paso por Estudiantes y un corto lapso en Defensa y Justicia, de donde prefirió irse ante el intento de algunos dirigentes de tener demasiada injerencia en el armado del equipo. En 2019, el “Cholo” volvió a buscarlo y lo convenció de sumarse al “Aleti”.
¿Por qué volviste a trabajar con Simeone?
A mí me pasó un poco esto: cuando yo jugaba siempre anhelé el poder tener un tiempo libre para compartir haciendo todo aquello que quería. Ese tiempo jugando nunca lo tuve, porque trabajaba los fines de semana y entrenaba toda la semana. Cuando me tocó dejar de jugar tenía todo ese tiempo, pero a la vez me faltaba todo lo otro. Después de uno, dos, tres meses de no competir me faltaba toda mi rutina, lo que había hecho durante toda mi vida, entonces ya la balanza se desequilibró hacia otro lado. Empecé a trabajar con Simeone cuando me propuso trabajar en Argentina; en un momento él se va a Italia y yo preferí quedarme, porque tenía una hija muy chica y no quería perderme todas las cosas que me había perdido con mis dos hijos más grandes. Elegí disfrutar su crecimiento. Pero otra vez la balanza se empezó a parar en lo que me faltaba, que era trabajar. Volví a trabajar solo, en Quilmes, en Estudiantes y después en Defensa y Justicia, y es cierto que me encontré en un contexto del fútbol argentino que generaba desequilibrio en mí, y elegí dejar de dirigir por ese paso muy cortito por Defensa. Y otra vez después de siete meses sin trabajar me encontraba con que tenía tiempo libre y podía estar con mi familia, pero no tenía ingresos, tenía que gastar de aquello que había sido ahorros y un montón de cosas que van pasando por la cabeza de uno. En un momento llega la propuesta del Cholo que me generaba tener que irme del país, dejar mi pareja, mis hijos nuevamente, irme otra vez de acá… era toda una decisión. Y te juro que me acostaba a la noche y me decía ‘mañana hablo con el Cholo y le digo que no’, y me despertaba pensando ‘¿cómo le vas a decir que no?’. Y a la noche siguiente me pasaba lo mismo, pero al revés. Terminé aceptando, me fui en principio por un año y ya pasaron tres. Y estoy contento con la decisión que tomé, porque mis hijos van cada vez que su trabajo, que sus estudios y que la pandemia lo permite, y yo vengo cada vez que puedo. Creo que fue una decisión acertada, me siento bien, siento que trabajo, que produzco, me casé de nuevo, estoy bien con mi pareja. Me faltan cosas, porque la felicidad nunca es completa, pero estoy bien.
Ahora podés dormir bien…
En realidad siempre duermo tranquilo, si hay algo que me pasa es que duermo. Soy capaz de dormirme en la camioneta en un semáforo en rojo a las 11 de la mañana. O cargando nafta -risas-. Siempre cuento una vez que viajábamos a Rusia en un partido de Champions. El avión no había salido a la pista todavía y yo me senté y me dormí. Cuando se mueve un poquito para arrancar yo de tan profundo que me había dormido pensé que el avión ya había aterrizado… agarraba la campera, me paré para agarrar la valija y me dicen ‘¿a dónde vas?’ ‘¡me bajo!’ les dije. ‘¡Si todavía no arrancamos!’ -recordó con una carcajada- Me duermo profundamente muy rápido. Siempre duermo tranquilo.
Cuando se le preguntó si se imaginaba junto al Cholo mucho tiempo más, o si imaginaba volver a dirigir solo, opinó que “Todo cambia de un instante a otro”. “Yo me siento hoy al lado del Cholo y de nuestro grupo de trabajo detrás de una búsqueda que es superadora. Hoy nos tocó ganar la Liga, que es como la frutilla del postre, pero el postre en realidad es el trabajo diario y la búsqueda de superación. Después la gente muchas veces valora el haberse coronado, o juzga como fracaso el no haberlo hecho, pero la realidad es que la búsqueda desde nuestra perspectiva es otra: es elaborar un modelo de juego, una metodología de trabajo, el cómo hacer que nuestros jugadores logren aprender aquello que nosotros creemos que representa nuestro modelo. Todo eso es una búsqueda que es superadora, porque no es fácil hacerlo en el día a día teniendo en cuenta que esto de los egos y la conducción de un plantel de 20 y pico de jugadores. Todo eso incentiva. Es crecer también para nosotros desde lo individual como entrenadores. Ojalá hubiese tenido esa visión cuando jugaba…”
“Los años más lindos los pasé en Argentino Oeste y Quilmes”
Cuando se lo consultó sobre los momentos que más disfrutó en su exitosa carrera como futbolista, David lanzó una respuesta tan sorpresiva como emotiva: “Hay dos muy lindos. El torneo que hicimos con Argentino Oeste previo a que yo fuera profesional, que nos tocó quedar eliminados con San Martín en San Juan. Una previa de un viaje largo, un colectivo que se terminó quedando en la ruta, un montón de jugadores que hoy recuerdo y con los que tengo contacto, Nelson, Cámpora, el Tato Simonelli, Pérez en el arco, Marinucci como lateral derecho… fue un momento muy lindo porque yo empezaba a despegar, me había prestado Somisa a Argentino e hicimos una campaña muy linda que no alcanzó a ponernos en el ascenso. De ahí me voy a Olimpo, que también fue una campaña muy linda con Rubén Pagnanini como técnico, y que también quedamos eliminados con San Martín. Y mi época más linda fue con la camiseta de Quilmes. fueron esos tres años que me tocó jugar en Primera división, el descenso al Nacional B y los dos años ahí fueron para mí los años más lindos. Y sacá todo lo demás eh… Los diez años con la selección, la camiseta de Boca, la de River, la del Inter, la del Arsenal… los años más lindos los pasé en estos dos equipos: Argentino Oeste y Quilmes”.
¿Te pesó en algún momento jugar en el primer nivel?
A mí lo que me pesó fue el entrar al vestuario de Boca. Me pasó que con 21 años y después de probar en varios clubes como Central, Newell’s, Independiente, Gimnasia, Estudiantes, había decidido dejar de jugar, y de repente me encontré pasando una prueba y jugando en Primera en Quilmes, y a los tres años me contrata Boca y me convoca Passarella a la selección nacional. Y toda mi experiencia, la poca que había tenido como profesional, había sido positiva. En Quilmes me fue muy bien. Cuando entré al vestuario de Boca, que tres años antes lo juntaba en figuritas, ver a Navarro Montoya, Soñora, Gamboa, Fabbri, Carrizo, Saldaña, al Manteca Martínez, el Beto Márcico, Giunta… ¡me temblaban las patas! Cuando por algún error o alguna derrota “la 12” me empezó a insultar, me encontré de pronto con una experiencia que era adversa y nueva para mí. No estaba acostumbrado a transitar eso, había sido todo flores para mí antes, entonces generar la experiencia y poder atravesar todo eso me costó muchísimo y sí… lo sentí. Después en un momento logré revertirlo, prácticamente ya yéndome con Bilardo como entrenador, y cuando llegó el Bambino, con Ñol Solano en aquella época que jugaba mucho más que yo, decidí irme para otro lado y ahí arrancó mi experiencia afuera.
La selección
“Me fui de Boca porque no jugaba y Passarella me seguía convocando igual, pero necesitaba jugar para generarme la posibilidad de ir al Mundial 98. Me fui a Suiza (al Lugano), donde nos tocó ascender, y con un buen rendimiento que él vio me terminó convocando y fui al Mundial de Francia. Pero los años de selección no fueron siempre rosas. El momento más lindo fue con Bielsa, cuando el equipo hace esa eliminatoria bárbara que lo catapultaba como candidato a ganar el Mundial 2002 y se termina quedando afuera, y yo en la previa de ese mundial me rompo la rodilla y no pude estar. Hubiese sido mi segundo mundial, pero me lastimé tres meses antes”. Al respecto, recordó que “Cuando mejor estaba rindiendo y más a favor estaba toda la opinión de la gente fue cuando me lastimé, lamentablemente. Un momento triste, porque para un jugador de fútbol poder jugar un mundial representando a tu país es tocar el cielo con las manos. La máxima aspiración”.
Volviendo a casa
“En Madrid se vive bien, pero uno añora nuestro país y yo siento que mi lugar en el mundo es éste. De hecho, donde pienso retirarme y terminar mis días es acá. En San Nicolás tengo mi casa acá y es acá donde voy a venir cada vez que pueda. Sí lo que siento es que uno va creciendo, va desarrollándose personalmente detrás de una búsqueda y yo me siento tranquilo porque sé para donde voy; después de un largo tiempo y de todo un proceso madurativo, sé que tengo que disfrutar el momento, vivir el ahora para sentirme pleno y agradecido, aún con todo aquello malo y con todo aquello que no pueda modificar, porque por ejemplo yo sé que mi papá pronto no va a estar, porque tiene una edad, porque tiene Alzheimer desde hace un montón de tiempo, pero agradezco tenerlo y cuando no esté sentiré que fue parte de nuestra vida y seguiré adelante. Y en cuanto a mi vida también, algún día la tecla me la van a bajar (sic), pero hasta el momento que eso llegue lo único que deseo es que pueda estar vital, vigente, poder charlar, estar consciente, moveme sin renguear como rengueo muchas veces porque mi rodilla derecha está devastada de tanto exigirla. Sé para donde voy, se cuál es el rumbo de mi vida. En Madrid, acá, donde sea. Yo me siento pleno y me siento felíz”.
Si pensás retirarte en San Nicolás, podrías dirigir algún equipo acá…
Claro, ya de grande puedo dirigir a alguien. Ojo que tenemos estadio ahora -risas-. Si algún intendente dentro de algunos años quiere hacer algo… ¿quién te dice? algo puedo aportar…