Desde los 18 años trabaja en el Municipio y hoy es responsable del área de Comunicación. A la par estudió varias carreras y logró una licenciatura en Bellas Artes.
Belén Marrochi es en la actualidad responsable del área de Comunicación del Municipio; y con sus 37 años, tiene un gran camino recorrido, siempre bajo la firme convicción de encontrarse en un lugar en donde pueda explotar sus conocimientos y sus pasiones. Nació y creció en Villa Constitución, hoy está casada con Matías Matteio, y en lo profesional siente que ha podido cumplir muchas de sus metas; siempre valorando y agradeciendo a las personas que la vida le fue poniendo en el camino, empezando por su mamá Nilda un pilar fundamental para ella. Terminó el secundario (que cursó en la escuela María F. de Carbonell) y con sus jóvenes 18 años inició la travesía de estudiar y trabajar. Nunca se detuvo.
Hoy tiene un título de Diseñadora de Indumentaria y Textil, y una licenciatura en Bellas Artes con especialidad en Crítica de Arte. También cursó la carrera de Diseño Gráfico. “Han pasado los años, y cuando uno se pone en perspectiva es mucho el camino recorrido, fue largo pero hermoso”, sostuvo.
En ese trayecto fuiste forjando tu personalidad.
Totalmente. La etapa de estudios fue la mejor que tuve. En cada etapa uno se lleva lo mejor. Pero en ese momento fue muy importante encontrarse con las mismas personas que tienen los mismos intereses que vos, los mismos gustos; hace que sea una experiencia enriquecedora.
¿Fue positivo trabajar y estudiar a la vez?
Desde los 18 años trabajo en el Municipio, y haberme dado la posibilidad de ingresar en ese momento a la Dirección de Cultura y estar estudiando carreras afines para mí fue enriquecedor por dos. Porque todo el laburo que venía llevando a cabo en Cultura se aplicaba a lo que estaba estudiando.
Pero también en un punto se hizo complicado, ¿no?
Se hizo bastante complicado. Primero porque soy una persona que se exige mucho, y segundo porque hice la carrera viajando. No tengo más que palabras de agradecimiento para mis compañeros de Cultura, trabajábamos en equipo y éramos una familia. Eso me permitía terminar mis trabajos, tomarme un colectivo hasta Rosario, cursar hasta altas horas de la noche, volver y que mi vieja me esperara en la parada del cole.
¿Tu mamá es uno de los grandes pilares en tu vida?
Totalmente, de ella gané el impulso en superarme siempre. La vi remar un montón de tiempo, así que creo que ese fue ejemplo a seguir.
¿Cómo fueron tus comienzos en el Municipio?
Hubo una búsqueda para encontrar un lugar en donde me sienta representada, valorada y querida. Así que en ese proceso pasé por varios lugares. Siempre digo que lo hice buscando mi lugar, no solamente por estar en una oficina en particular, sino tratando de encontrar una veta de lo que yo podía desarrollar. Primero estuve en la dirección de Cultura en recepción, luego en una parte más creativa. Después pasé a la Dirección de Deportes y Juventud, que fue un desafío. En ese momento mi jefe era Nico Belloni y tengo los mejores recuerdos, porque me dijo que quería que fuera libre trabajando en todo lo que tenía que ver con juventud. Y desde ahí fue literal un lienzo en blanco. Luego, me convocaron para trabajar en la Dirección de Comunicación y hace 7 años que estoy acá.
Y hoy estás haciendo lo que te gusta…
Completamente. Es un área sensible que necesita de la motivación. Porque sin ella, sin sensibilidad las cosas no funcionarían ni proyectarían como se vienen proyectando en estos años.
¿Te quedan metas y objetivos pendientes en tu carrera profesional?
Por suerte muy pocas. Me las guardo para mí. Pero siento que mucha gente ha apostado en mí, y por suerte esos logros que uno siendo más joven ve lejanos, en este tiempo se han podido cumplir. Por más que uno le ponga todo el énfasis, siempre tiene que ver con actores del otro lado, de los que apuestan a vos. Metas en la vida tengo miles, en lo que tiene que ver con el laburo, pocas. Por suerte, en estos años coseché amigos, compañeros de trabajo, y me han ayudado a cumplir los objetivos que tuve.