´Identidades Bonaerenses´ es una colección con más de 100 títulos de ficción y no ficción que el gobierno provincial distribuye en diversos ámbitos educativos. Dos consejeros generales cuestionaron un grupo de obras y pidieron explicaciones sobre los criterios de selección. EL NORTE consultó al escritor, docente y referente de la ´Revuelta Literaria´ Darío Valenzuela y a la bibliotecaria Leticia Sayal, quienes analizaron la cuestión.
De la Redacción de EL NORTE
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´Identidades Bonaerenses´ promovida por la Dirección de Cultura y Educación es definida por el portal ABC como una colección de libros con más de 100 títulos de ficción y no ficción de prestigiosos escritores, que reúne diversas obras literarias y discursivas que se identifican con el territorio de la provincia de Buenos Aires, sus ambientes heterogéneos, sus distintos territorios físicos y simbólicos y sus prácticas culturales. Se distribuye en escuelas secundarias, técnicas y para adultos, institutos de formación docente, bibliotecas municipales y centros de investigación. Según los consejeros generales Diego Julio Martínez y Natalia Quintana, un grupo de obras despertaron polémica al tener contenido sexual explicito y le pidieron al Subsecretario de Educación de la provincia de Buenos Aires Pablo Urquiza, explicaciones sobre los criterios de selección de las obras, y cuándo y cómo se repartieron los libros.
En el catálogo de la iniciativa se indica que algunos libros se suministren a alumnos a partir del ciclo orientado, es decir, a estudiantes que cursen los últimos años del secundario, y se requiere acompañamiento docente.
La colección se anunció en septiembre de 2023, pero hasta el día de hoy continúa la distribución de los ejemplares. Hace un mes se realizó la entrega regional en Ramallo, de la que San Nicolás fue parte junto a otras localidades.
Este medio trató de obtener declaraciones al respecto de la inspectora Jefe de Educación Distrital de gestión pública Virginia Vivas, pero la funcionaria no dio ningún tipo de respuesta.
Textos que previenen
EL NORTE también consultó sobre la problemática al escritor, docente y referente de la ´Revuelta Literaria´ Darío Valenzuela (ver recuadro) y a la bibliotecaria Leticia Sayal, quienes aportaron sus miradas.
“¿Estos contenidos se consideran explícitos? Es una clase de ESI explicada en una conversación entre amigas. Ni siquiera usan palabras vulgares. El libro ´Si no fueras tan niña´ -por ejemplo- es un caso en primera persona de una chica que sufrió grooming y abuso de parte de alguien en que sus padres y ella confiaban plenamente. Es un texto fuerte, pero necesario para que los jóvenes entiendan que ese tipo de prácticas no son naturales. El libro apunta justamente a eso. A no naturalizar que alguien te diga que tener sexo siendo menor y sin decirle a nadie, está bien. Se interpreta que los libros que se seleccionaron no son para ´alentar´ la sexualidad temprana de los adolescentes. Justamente son para prevenir problemas a futuro”, consideró Sayal.
“ESI y el poder de la información”
“De hecho, desde que se implementó la ESI, la tasa de embarazos adolescentes disminuyó muchísimo. Todavía hay sectores de la sociedad que se quedaron mentalmente en la época de los ’90 -y obviamente de antes también-, donde todo esto era tabú y los problemas se suscitaban. La información es poder. Y poder informar a los chicos correctamente los ayuda a crecer intelectualmente y además aprenden a ser más responsables desde el punto de vista emocional. Hay que considerar que actualmente algunas nenas comienzan a tener una vida sexual a los 12 años. Muchas no acceden a la información. No saben lo que es un control ginecológico o un examen de HIV o anticonceptivos”, concluyó.
La respuesta de Sileoni
Entre otros títulos, funcionarios de la Libertad Avanza cuestionaron la presencia del libro ´Cometierra´ de Dolores Reyes, en la currícula educativa como un ejemplo de “material inadecuado” para los estudiantes más jóvenes. Ante esta situación, y tras la apertura del Congreso Provincial de la ESI realizado en La Plata, el director de Cultura y Educación bonaerense Alberto Sileoni defendió los fundamentos y objetivos de la ESI que según manifestó, no sólo cumple con la ley, sino que es esencial para el desarrollo educativo y social de los estudiantes bonaerenses en todos los niveles.
En una entrevista con el medio Página 12, el funcionario sostuvo: “Este Presidente fue aquel que dijo esa frase tan dolorosa, que ‘el Estado es un pedófilo en un jardín de infantes con nenes encadenados y bañados en vaselina’. A partir de esas afirmaciones tan obscenas que salieron de la máxima magistratura, nosotros también queremos luchar contra la hipocresía. Nos parece que el mejor ámbito para desarrollar esas temáticas es la escuela. Por eso, el programa de la ESI iniciado en 2022 tiene el propósito de cumplir con las leyes. A partir de ahí lo que hicimos fue construir una política pública para llegar a los 135 distritos donde tenemos referentes de educación sexual”.
Sobre el libro mencionado anteriormente, Sileoni destacó que es multipremiado, traducido a una decena de lenguas, que se envió a las escuelas para ser leído por chicos de 16 años en adelante y en el nivel terciario. “Lleva una recomendación de que debe ser leído con la presencia de un adulto, pero eso no lo dicen quienes critican. Se escandalizan por una página de algún libro con contenido explícito, sexual fuerte, pero no se escandalizan que los chicos y chicas acceden a cualquier escena pornográfica a un solo click de computadora”, marcó.
“La ESI hoy abarca identidad de género, cuerpos, masculinidades, trata de personas, violencia en el noviazgo, discriminación y estereotipos en la escuela. Y es un ámbito de solicitud por parte de los estudiantes, de escucha (…) La escuela es una posibilidad para hablar de lo que no se habla en otros ámbitos (…) Si vivís en una familia donde la violencia ha sido una circunstancia cotidiana, eso pasa a ser parte de tu normalidad. Allí la escuela tiene que poner una palabra y decirte: ‘Mirá, si te pasó tal cosa o tal otra, no es normal’”, sostuvo.
Sobre ´Identidades Bonaerenses´
Por Darío Valenzuela.
En una sociedad que aun que tiene candados sobre algunas problemáticas que la desbordan, siempre es difícil. Como cuando Fontanarrosa se plantó en la tercera edición del Congreso Internacional de la Lengua Española, hace 15 años para preguntarse primero: ¿Por qué son malas las malas palabras? Y desató un canal de posibilidades que siempre tendrán como origen la voluntad y la intención humana de romper o mantener el equilibrio y en ello la tensión social, de lo bueno o malo de decir y no decirlas, como por ejemplo en el cuento: “Palabras iniciales” donde arranca diciendo –“Puto el que lee esto…”.
Más de una vez en mis aulas con la propuesta de escribir desde el universo del metro cuadrado de cada uno, los textos de mis alumnos han liberados los monstruos que socialmente hemos instalado en sus vidas, convertidas en laberintos para que esos monstruos (abusos, violencias, discriminaciones) sigan ahí, ocultos, consumiéndolos para que ellos no puedan salir de allí. Si pudiéramos sacar una foto al daño psicológico que generamos por haber instalado el silencio o el miedo en ellos, muchos de nosotros dejaríamos de fumarnos la instalación del ´No decir´ para descubrir que estamos enfermos como sociedad.
En esa hoja en blanco, que propongo desde la Revuelta Literaria, me encuentro implícitamente o explícitamente, con mundos maravillosos y también, cara a cara con sus monstruos: “… Un fantasma me visita todas las noches en mi cama…”, “… No había nadie, solamente éramos el cura, Dios y yo, pero el segundo se ve que esa noche dormía”. En los dos casos citados, especialmente en el primero -un extraordinario microcuento- de una adolescente de 14 años, abrió una puerta que tiempo después le permitió establecer oficialmente una denuncia de abuso. ¿Qué saldrá en la foto del alma o la psique de estas adolescentes de carne y hueso de nuestra sociedad, si la pudiéramos tener frente a nosotros para preguntarnos que no leímos en sus vidas para que no sean dañadas?
Administración de lecturas, limitaciones y ´no decir´
El problema no reside en lo que distribuye el Ministerio como lectura, sino en cómo nosotros docentes y especialmente los de ESI, trabajemos apropiadamente los mismos. Nadie rechaza una canasta de alimentos diversos. Solo la acepta y distribuye lo que pondrá en el desayuno o la merienda, y qué en el almuerzo o la cena. Administrar lecturas apropiadas para cada etapa, no es difícil, lo difícil es leer desde un contexto determinado, todas ellas, nosotros, los responsables, para administrarlas debidamente según las circunstancias, necesidades o problemáticas grupales o individuales.
Cuestionar al Ministerio por abrir el abanico de posibilidades y adecuaciones en las aulas de los libros que se correspondan a los distintos niveles, creo que habla más de nuestras limitaciones a la hora de discernir que de abrir el juego a hacernos cargo de nuestros propios monstruos, o lo que seguimos considerando ´malas palabras´ en un contexto socio-político-cultural y religioso diferente. Los valores no desaparecen, solo cambia de lugar el orden de privilegio en la sociedad que nos atraviesa.
Particularmente, nunca podría abordar el sexo explícito en mis historias ficcionales porque social y culturalmente han encerrados monstruos en mi laberinto que se come a los temas tabú. Y eso, no me hace bueno, ni mejor, ni peor, mientras sigan existiendo abusos, violaciones y muertes por violencia de género, o desapariciones de niños en la realidad o abusos de alcohol y/o drogas. El problema no está en los contenidos o en la distribución a las escuelas de libros diversos que aborden distintos frentes o temas explícita o implícitamente. El problema está en no saber abordar o determinar desde la libertad, qué nos merecemos, a quién corresponde tal o cual lectura.
En el medio, los pibes, las pibas, a los que les seguimos encerrando minotauros en los laberintos que les creamos para ´No decir´. El problema no son los libros que involucran el sexo explícito en las escuelas, sino cuándo y con quién hablar de estas lecturas apropiadamente en contextos de aprendizajes que hagan vulnerables a nuestros hijos. Para la sociedad, ese lugar de prevención, debería ser la escuela con docentes idóneos que sepan desarrollar y derivar cada situación, como trabajo de prevención.