Las autoridades mexicanas de salud alertaron sobre un estudio que ha descubierto la presencia de xilacina, un sedante no opioide aprobado solo para uso veterinario, en residuos de heroína y fentanilo en ciudades de la frontera con Estados Unidos
Conocida popularmente en inglés como “tranq dope” y “zombie drug”, y casi siempre presente en combinación con otras sustancias como el fentanilo, la xilacina ha agravado en los últimos años la epidemia de opioides en ciudades estadounidenses como Filadelfia.
El 8 de abril, la Secretaría de Salud de México, en conjunto con la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), emitió una alerta para el personal de salud y primeros respondientes en las ciudades fronterizas mexicanas por la posible adulteración de heroína y fentanilo con xilacina.
Dado que se trata de un sedante, la xilacina puede dificultar que los tratamientos de reversión de sobredosis de opioides actúen efectivamente. Además, la xilacina se asocia con la presencia de abscesos cutáneos que pueden comprometer la salud y vida de las personas.
La alerta del Gobierno apuntaba a un estudio en el que se analizaron 300 muestras de residuos de drogas con espectroscopía de masas en las ciudades Tijuana y Mexicali, identificando la xilacina como adulterante en 35 residuos de heroína mezclada con fentanilo y 26 residuos de fentanilo.
El estudio, que está en curso y es financiado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología de México (CONACYT), buscaba identificar la presencia de adulterantes en los restos de dosis de las ciudades Tijuana y Mexicali, pero no específicamente xilacina.
“Nos sorprendió encontrar xilacina”, dijo Clara Fleiz, investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría de México y responsable del estudio.
La alarma se produce en medio de indicios de que el consumo de fentanilo, el opiáceo sintético altamente potente que provoca decenas de miles de sobredosis mortales al año en Estados Unidos, se está extendiendo dentro de las fronteras de México.