El fenómeno se repite con mayor frecuencia en redes sociales que utilizan constantemente los adolescentes, como Facebook e Instagram. Ante esta situación, aconsejan prestar mayor atención en el uso de tarjetas de crédito y transferencias bancarias. “Estas actividades sin ningún tipo de control pueden crear potenciales adictos al juego”, aseveran.
De la redacción de EL NORTE
[email protected]
A agosto del corriente, niños, niñas y adolescentes (NNyA) disponen de herramientas y servicios del mundo adulto con pocas o ninguna restricción a su uso. La falta de un adecuado control a estas conductas, puede provocar a futuro graves consecuencias para su integridad.
Sin ir más lejos, dentro del ámbito cibernético se ubica un caso particular que ameritó recientemente una denuncia por parte de Usuarios y Consumidores Unidos (UCU) San Nicolás. “Tenemos una preocupación muy grande con respecto a la cantidad de páginas de juego online ilegales que existen en nuestro país -fundamentalmente en Instagram y Facebook- sin ningún tipo de autorización”, comienza la declaración de su presidente, Adrián Bengolea.
En tanto, el letrado manifiesta que la gravedad de la situación radica en el libre acceso que tienen los menores de edad a este tipo de plataformas sin el consentimiento de sus padres. “Con simples transferencias a cuentas que se comunican a través de WhatsApp, los chicos pueden estar operando al instante, jugando y apostando sin ningún tipo de autorización de mayores”, enfatiza. Desde ya, vale realizar la salvedad sobre la existencia de páginas web que si cumplen con los requerimientos legales. Entre los retos más populares, se encuentran las apuestas deportivas -mayormente de fútbol y tenis- y aquellas vinculadas a los tradicionales juegos de casino como póker, blackjack y ruleta.
Por lo expuesto Bengolea resaltó la importancia de llevar adelante un eficaz control sobre los pagos electrónicos a través de extensiones de tarjetas de crédito, débito y/o billeteras virtuales en virtud de ponerle un freno a la problemática, tomando en consideración la facilidad que puede detentar su obtención. Puede citarse el caso de la reconocida Cuenta DNI, donde “las personas de entre 13 y 17 años pueden bajarse la app en el celular y ser titulares de una cuenta gratuita a su nombre en Banco Provincia, sin autorización de un mayor”.
Cabe destacar que los sitios web autorizados tienen un ítem de “autoexclusión” con el objetivo de evitar que apuesten personas con dicha patología. Sin embargo, el caso que fundamenta esta nota no lo presenta evidentemente.
Riesgo patológico
El presidente de UCU manifestó su preocupación por el riesgo que confiere la exposición a este tipo de contenidos en personas en etapa de desarrollo. “Quizás el daño actual no es grave porque los padres cargan pequeños montos en las cuentas de sus hijos. Pero este sistema online sin ningún tipo de control, puede crear potenciales adictos al juego que a futuro dañen la economía de una familia”, aseveró Bengolea.
Esta adicción presenta el nombre de “ludopatía”, una enfermedad emocional reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que hace referencia a la incapacidad de un sujeto para poner fin a la práctica de los juegos de azar o de las apuestas, a pesar de conocer las consecuencias negativas que su actividad implica. Si bien no refiere a una patología recién descubierta, la misma se ve acentuada -según especialistas de la salud consultados por este medio- debido a la “época del exceso” que transitamos actualmente. “Producto del capitalismo, jóvenes y adultos estamos atravesados por este fenómeno que se caracteriza por generar tendencia a un consumismo ilimitado”, indicaron. Seguidamente, mencionaron la cantidad de NNyA que pueden advertirse utilizando constantemente celulares y tablets, interactuando en juegos online y redes sociales. “Esto tiene que ver con esa ilusión de poder encontrar ilimitadamente cualquier objeto al alcance de la mano, de encontrar el objeto de la felicidad porque va a traer satisfacción. Cuando en realidad esta satisfacción estaría justamente en la aceptación y la tolerancia a la falta”, concluyeron.