“Cada dólar invertido en la restauración de ecosistemas genera hasta 30 dólares en beneficios económicos”, remarcó el secretario general de la ONU, António Guterres.
El 5 de junio se conmemora el Día Mundial del Medioambiente, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de sensibilizar a la población en temáticas ambientales. Esta fecha se celebra desde 1973 y, este año, el tema general propuesto está vinculado a los suelos: “Restaurar las tierras, detener la desertificación y fortalecer la resiliencia a la sequía”.
El secretario general de la ONU, António Guterres, instó la comunidad global a proteger los ecosistemas críticos de la Tierra de la contaminación desenfrenada, los crecientes desafíos climáticos y la pérdida de biodiversidad.
En su mensaje, el jefe de la ONU enfatizó que las naciones “deben cumplir” sus compromisos de rejuvenecer los ecosistemas y la tierra que han sido dañados, particularmente a través del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, un acuerdo internacional destinado a preservar la biodiversidad.
Guterres añadió que los países deben describir en sus planes nacionales de acción climática de qué manera cesará y revertirá la deforestación para 2030, enfatizando la necesidad de aumentar sustancialmente el apoyo financiero para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse a condiciones climáticas severas, salvaguardar la naturaleza y promover desarrollo sostenible.
“Cada dólar invertido en la restauración de ecosistemas genera hasta treinta dólares en beneficios económicos”, apuntó el titular del organismo mundial, y sintetizó: “Somos la Generación de la Restauración. Construyamos juntos un futuro sostenible para la tierra y para la humanidad”.
Las consecuencias de no abordar la contaminación incontrolada, la alteración del clima y la destrucción de la biodiversidad son cada vez más visibles, las tierras fértiles se están convirtiendo en desiertos, los ecosistemas vibrantes en áreas sin vida y las crecientes emisiones de dióxido de carbono están exacerbando la situación, subrayó el jefe de la ONU.
“Eso significa que las cosechas se arruinarán, las fuentes de agua desaparecerán, las economías se debilitarán y las comunidades estarán en peligro, siendo los más pobres los más afectados… Es hora de actuar”, concluyó.