El líder de La Cámpora volvió a lanzar críticas hacia Alberto Fernández y Martín Guzmán, en un acto del PJ en Lanús.
El diputado nacional, Máximo Kirchner, volvió a la carga contra el Gobierno nacional y criticó al presidente Alberto Fernández y al ministro de Economía, Martín Guzmán, por los bajos salarios y la pérdida del poder adquisitivo de la población.
En un acto en la seccional del PJ de Lanús, el diputado nacional y referente de La Cámpora le respondió los mensajes que Alberto Fernández envió durante su gira por Europa estos últimos días, luego del fuerte discurso de la vicepresidenta Cristina Kirchner de hace una semana en Chaco, en donde habló del fenómeno de los trabajadores pobres y el debate sobre la distribución del ingreso en la interna del Frente de Todos.
“Nuestro pueblo se conduce obedeciendo. Cuando uno quiere conducir, debe saber obedecer. El pueblo manda. Y para saber conducir, el dirigente tiene que haber sido conducido. Vemos dirigentes de monopatín en los medios, que logran que los traten bien. No sé las concesiones que harán”, señaló Máximo Kirchner en un explícito mensaje al presidente, y en línea además con las declaraciones de su madre, quien en Chaco volvió a referirse a los “funcionarios que no funcionan”.
Y añadió: “Los dirigentes que dicen que quieren representar a las mayorías se la tienen que bancar de pecho. No podemos por esto o por lo otro, dicen. Basta de esa dirigencia, los argentinos no las queremos”.
Por otro lado, el diputado camporista mostró un especial encono hacia el ministro Guzmán, y aseveró: “El ministro de Economía dice que no tiene apoyo político. Yo le digo: tenés el apoyo del FMI y el de Kristalina, de la central sindical más importante, de los movimientos sociales y del Presidente. ¿Cuánto más apoyo querés para que las cosas salgan bien?”.
Máximo Kirchner cruzó de esa forma al ministro, luego de que este lunes el propio Guzmán saliera a defenderse de las críticas de la vicepresidenta, y tras dos semanas en las que se lo vio reunido en al menos tres oportunidades con la cúpula empresarial del país; reuniones en las que prefirió no hablar de su proyecto para gravar la renta inesperada, que cada vez más parece un artificio retórico sin ánimo de prosperar.