“Me voy orgullosa de la institución a la que pertenezco”, sostuvo agradeciendo a todas las personas que a lo largo de estas tres décadas han estado presente acompañándola en este camino.
María Margarita Salina comenzó a trabajar como voluntaria en ALCEC en 1994, luego de atravesar dos experiencias personales que la llevaron a querer colaborar en la lucha contra el cáncer. Tres décadas después, y luego de haber sido presidenta en cuatro ocasiones decidió dar un paso al costado y ya no forma parte de la comisión directiva luego que las autoridades se renovaran en asamblea la semana pasada.
“Todo lo que pasó en estos 30 años fue para bien, eso me deja contenta y tranquila”, comenzó la charla íntima con Diario La Ciudad resaltando que fue un tiempo “lleno de experiencias, vivencias, amigos, logros” y lo principal “batallar contra esta cruel enfermedad”.
Al ser consultada sobre cuáles fueron los motivos que la llevaron a tomar esta decisión, dejó en claro que si bien existe no responsabiliza al desgaste, “como comisión directiva cubrimos todos los lugares y somos principalmente voluntarias”. En ese sentido, comentó algo que ya ha dicho en otras oportunidades, siempre son los mismos nombres rotando dentro de una
comisión directiva. “Necesitamos, como todas las instituciones, gente joven que se sume”,
recalcó.
Más adelante agradeció a quienes han colaborado con ALCEC a lo largo de estos años: Municipio, Hospital, UOM, ArcelorMittal Acindar, socios y la comunidad en general. “Hay un montón de gente que siempre nos han ayudado mucho y siempre los vamos a ayudar”,
sostuvo. El agradecimiento fue también para la comisión y colaboradoras, “a todas, a las que estuvieron, a las que están, siempre llevo a todas ellas en mi corazón” y para su familia por siempre acompañarla.
“Me voy orgullosa de la institución a la que pertenezco”, prosiguió y resumió algunos de los
logros que considera entre los más importantes conseguidos a lo largo de estos 30 años.
“Lo primero fue tener la casa en 1999, lo segundo fue haber comprado un mamógrafo que
Villa Constitución no tenía y tercero que tenemos la escritura de la casa ya firmada y
entregada. Así que a toda la comunidad, de corazón, gracias por todo lo que me han ayudado”, expresó emocionada.
Por último dejó un mensaje a la comunidad: “Todas las instituciones necesitamos gente. Y hablando especialmente de ALCEC, la mayoría de las colaboradoras ya somos grandes, y
tenemos otras cosas. Queremos disfrutar de la familia, pasear, no estar siempre activas. Necesitamos gente joven, están todos invitados a sumarse”.