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viernes, diciembre 13, 2024
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MARÍA EMILIA GIULIANI, LA NICOLEÑA QUE SE MUDÓ A SALTA PARA SEGUIR SU SUEÑO DE HACER SU PROPIO VINO

La nicoleña María Emilia Giuliani es chef y sommelier. Debido a su último título, conoció un mundo detrás del vino. El sueño de producir y crear su propio vino se hizo cada vez más fuerte y hoy se encuentra llevando adelante dicho particular en Cafayate. Trabaja en una bodega y, luego, continúa su proyecto personal en Valle de Luracatao, donde emprende un vino propio junto con un referente de la comunidad de Patapampa.

La nicoleña María Emilia Giuliani en la finca produciendo el vino.

De la Redacción de EL NORTE
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Cuando uno descorcha un vino, destapa una historia, un trabajo, un cultivo. Es mucho más que solo abrirlo. Detrás de cada malbec, merlot o cabernet, por nombrar algunos tipos de uvas, hay una pisada, un análisis químico y un sinfín de experiencias varias que se fusionan para crear un buen vino.

Así es la historia de María Emilia Giuliani, una nicoleña de 25 años que se encuentra en Cafayate (Salta) cumpliendo su sueño de crear un vino propio. Trabaja en una bodega allí, para luego continuar su ambición en Valle de Luracatao, donde junto con un referente de la comunidad de Patapampa, pisan las uvas de su propio vino.

“Todo esto empezó cuando estudié sommelierí en Rosario. Un poco me conmovió toda esta parte de la comunicación del vino, pero descubrí que me encantaba mucho más la parte del campo. Así terminé haciendo unas pasantías en un pueblito de 400 habitantes en Salta, que se llama Payogasta”, contó Giuliani en diálogo con EL NORTE.

“Ahí pude meter las manos en el vino, hacerlo y vivir la viña, entonces me decidí a virar lo que estudié dentro del mundo del vino a esto. Para eso decidí estudiar enología y viticultura, donde para hacerlo tenés dos opciones, o te mudás a Mendoza o acá a Cafayate, y como me había conmovido el Valle Calchaquí, tomé la determinación de venirme para acá”, agregó la nicoleña.

El arte del vino

El hacer vino es mucho más que solo embotellarlo. La cosecha y la elección de la uva, el proceso, las combinaciones, el aroma; son algunas de las cuestiones que rompen la barrera de lo que suele considerarse algo fácil. Es un trabajo que lleva mucha dedicación y que debe ser perfecto para lograr un gran vino.

“La sommelierí es toda la parte de apreciación sensorial de los vinos. Quienes guían las catas cuando vos vas a una vinoteca o el personal dedicado a los vinos en los restaurantes son los sommeliers. La enología es la parte química del vino, porque hacerlo es básicamente pura química, y viticultura es la parte agronómica del vino.

No hay que olvidarnos de que el vino viene de la uva, la uva por supuesto viene de la vid, que es una planta, entonces hacer vino depende mucho de cómo mantengas tu finca”, explicó Giuliani.

Bodegas y viñedos

La nicoleña se encuentra trabajando en una bodega altamente reconocida, y también, llevando adelante un proyecto propio en un viñedo. “Actualmente tengo dos trabajos, uno en relación de dependencia en la bodega Vallisto Inculto, que pertenece a Francisco Lavaque. Ahí me encuentro haciendo unas pasantías, donde realizamos vinos a gran escala, de manera artesanal y con esos ideales ecológicos que tenemos”, aseveró la nicoleña.

“Por otro lado, tenemos nuestro proyecto personal y hablo en plural porque tengo un socio, que es un referente de la comunidad de Patapampa y hacemos vinos allí. El lugar queda en el Valle de Luracatao, que es bastante lejos de Cafayate, pero es donde tenemos nuestro proyecto de vino propio”, afirmó Giuliani.

“Ahí tenemos nuestro finca, pequeña, pero pisamos las uvas, cuidamos las plantas y vamos emprendiendo el sueño de poder hacer un buen vino. A la bodega le pusimos Sol Naciente y tenemos hasta ahora un vino blanco, el cual llamamos Alba, y uno tinto que tiene por nombre Ocaso”, agregó María Emilia Giuliani.

El sueño de lograr un vino propio está cada vez más cerca. De hecho, la nicoleña manifestó que “estamos muy cerca de poder empezar a comercializarlo. En todo febrero tenemos el objetivo de poder terminar con la producción y, si todo sale bien, calculamos que en marzo podríamos estar vendiéndolo al público. La idea es salir con 200 botellas únicamente al mercado por ahora”.

Según detalló, el vino tinto es una combinación de cepas malbec-cabernet, mientras que el vino blanco es un torrontés riojano.

La producción

Una arista importante del lado de la producción es la definición de la cantidad de alcohol que tiene cada una de las botellas de vino. “A este no se le agrega alcohol como muchos piensan, sino que, en realidad, la uva tiene azúcar y tiene levaduras propias que están en la piel o la cáscara. Esas levaduras comen el azúcar y el alcohol y el dióxido de carbono. Nosotros lo único que hacemos es moler las uvas y después las levaduras las cuidamos y se encargan de todo, digamos. El alcohol lo generan ellas”, explicó Giuliani.

En cuanto a los porcentajes de alcohol, la experta en vinos oriunda de nuestra ciudad detalló: “Eso se hace mediante los grados brix de azúcar que tenga la uva. Uno le mide el azúcar y la acidez a la uva, cuando tenga unos parámetros que coincidan según el estilo que quieras hacer, se cosecha. Por eso cuando cosechás ya se sabe cuánta graduación alcohólica va a tener el vino”.