La noche de San Juan, que se celebra el 24 de junio a partir de las 00, marca la noche más larga del año en Argentina y el inicio del crecimiento de los días. Con hogueras, recolección de hierbas milagrosas y rituales místicos, esta festividad honra el triunfo de la luz sobre la oscuridad. Históricamente, diversas culturas como los romanos, griegos y celtas celebraban el solsticio con hogueras purificadoras.
Llega la noche de San Juan, una festividad marcada por las hogueras, la recolección de hierbas milagrosas y una serie de rituales místicos que celebran el solsticio. En Argentina, la víspera del 24 de junio representa la noche más larga del año, un momento en que la luz del Sol empieza a crecer, marcando el triunfo de la luz sobre las tinieblas.
La festividad tiene raíces profundas en la historia, con influencias de las celebraciones romanas, griegas y celtas que también encendían hogueras purificadoras durante el solsticio de verano. Con la llegada del cristianismo, la celebración se dedicó a San Juan, pero muchos de los rituales originales se mantuvieron.
Uno de los ritos más característicos de la noche de San Juan es la recolección de hierbas aromáticas, conocidas como las hierbas de San Juan, que se dejan en agua toda la noche y se utilizan al amanecer para lavarse, aprovechando sus supuestas propiedades protectoras y curativas. En Galicia, estas hierbas se secan y esparcen por los campos para ofrecer protección.
Los rituales de purificación son centrales en esta noche mágica. Saltar tres veces sobre el fuego asegura salud durante el año, y colocar plantas en puertas y ventanas protege contra espíritus malignos. También existen tradiciones relacionadas con la fertilidad de los árboles frutales y la adivinación del futuro.
La relación del hombre con los astros y la astrología ha sido crucial desde tiempos prehistóricos, ayudando a definir calendarios agrícolas y ganaderos. Las hogueras de San Juan simbolizan esta conexión, celebrando el solsticio y la renovación de la naturaleza.
La tradición de la Queimada en Galicia, una bebida alcohólica con aguardiente, azúcar y cáscaras de naranja y limón, se prepara y prende fuego hasta que el alcohol se consume, y se recita un conjuro para alejar a las meigas (brujas) y otros espíritus malignos. Este ritual estrecha lazos de amistad y anima los corazones de los participantes.
En Argentina, la noche de San Juan también tiene sus variantes. La provincia de Buenos Aires, se queman batatas junto al fuego, se colocan muñecos de trapo en la punta de la fogata, y se queman muebles viejos. En Ushuaia, se celebra la Fiesta Nacional de la Noche Más Larga, una festividad que incluye baile y canto, destacando la resistencia al frío polar de la región.
Jesús Rodríguez López, en su obra “Supersticiones de Galicia y preocupaciones vulgares” de 1910, menciona que bañarse en el mar la noche de San Xoán a las doce y recibir nueve olas purifica de enfermedades y propicia la fertilidad al amanecer. Estas creencias subrayan el carácter mágico y prodigioso de la noche, donde el agua, el fuego y las plantas juegan un papel esencial.
La tarde del 23 de junio, se prepara el agua de San Juan con hierbas y flores recogidas después del atardecer, dejándolas al aire libre para absorber el rocío de la mañana, que según la tradición confiere poderes extraordinarios al agua.
Joan Manuel Serrat captura la esencia de esta noche en su canción “Fiesta”, describiendo cómo “Hoy el noble y el villano / El prohombre y el gusano / bailan y se dan la mano / sin importarles la facha”.
Así, la noche de San Juan en Argentina se enciende con hogueras y rituales que conectan con antiguas tradiciones, celebrando la luz, la purificación y la magia del solsticio de invierno.
