El niño no tiene un diagnóstico definido y tuvo una complicación con sus medicamentos.
Antonio Ventura, hijo de Luis y Fabiana Liuzzu tiene 10 años y fue internado en la Clínica Los Arcos de Palermo debido al cambio de un medicamento. Su padre actualizó la información sobre la salúd de su hijo, esta tarde.
Desde un inicio, el periodista recordó que su hijo nació prematuro, con sólo seis meses y medio, pesó 700 gramos y debió pasar por incubadora. Ventura relató el inicio de su respuesta, casi en tercera persona. Desde la angustia, decidió dirigirse a su hijo como “un niño”, en el principio de la conversación.
Al ser consultado por el diagnóstico de Antonio, señaló que “es confuso porque son palabras nada más” y en su lugar, afirmó que es necesario “hablar de procederes porque dicen que es una rama de autismo”.
A su vez, los profesionales le afirmaron a Luis Ventura que su hijo “tuvo infartos en uno de los hemisferios del cerebro y le dejaron heridas que cicatrizan y, en ese proceso recupera las funciones como el habla”. En este sentido, repasó: “yo tengo un hijo que no habla todavía, a sus 10 años, pero se hace entender cuando está feliz, enojado o tiene hambre”.
El presidente de APTRA explicó que es de vital importancia comprender el lenguaje de su hijo porque en caso de no interpretarlo, “te comés que tiene un episodio y es un enojo porque no le diste de comer lo que él quería”.
“Un episodio puede ser una explosión de dolor porque le pasa algo que, los mayores que estamos cerca, no interpretamos qué le duele”, explicó Ventura y agregó que “es una observación permanente de su crecimiento, con una madraza -Fabiana Liuzzu- que está las 24 horas” presente.
“Se dió una instancia de un cambio de medicación a través de nuestro neurólogo, que conoce a ‘Tonito’ como pocos”, relató Ventura, sin embargo, el gran conocimiento del médico “no le alcanza para saber leer lo que le pasa”.
En la línea del cambio del medicamento, el periodista explicó: “En neurología no hay nada que sea exacto, entonces se tomó en cuenta la observación de la mamá, de Fabiana”. De esta manera, el objetivo fue eliminar un fármaco que se relacionaba con el control de ataques psicóticos que el niño podía llegar a tener.
“Tonito”, como le dicen cariñosamente, padece “ataques y convulsiones”, pero lo segundo “no es tan frecuente”, según detalló Ventura. “Cuando él tiene ese estallido, ya no es un niño que se pueda controlar, es un hombre que desborda a su mamá, físicamente”.
El periodista habló sobre la intimidad familiar y los juegos físicos que, en ocasiones, con el niño de 10 años se “vuelve” en contra”. Además, muchas veces en las crisis “se lastima él -Antonio- mismo se autoflagela”, detalló y ejemplificó: “si el dolor es en la cabeza, se pega la cabeza contra la pared”.
El periodista remarcó que “esas cosas” generan una dependencia absoluta: “La persona que está con él, tiene que estar las 24 horas pendiente de lo que hace”.
Más allá del diagnóstico, Ventura contó que su hijo “es un personaje. Él va a un restaurante y la gente ya sabe cómo se sienta, qué va a comer. Él abre la puerta, no pide permiso, se saca la gaseosa que le gusta, se compra, saca las chalitas y si vos le comprás el mejor juguete electrónico, a lo mejor agarra la bolsa de envoltura”.
El presidente de APTRA concluyó que los médicos aseguran que Antonio “tiene todo por crecer y no tiene techo”.