Tras la trabajosa victoria frente a Japón, el equipo argentino tiene por delante una dura prueba frente al conjunto británico. En caso de obtener una victoria, se cruzará en semifinales con el ganador de la “final anticipada” entre los All Blacks e Irlanda.
El seleccionado de rugby de la Argentina, Los Pumas, enfrentará este sábado al duro equipo de Gales con el objetivo de instalarse por tercera vez en la historia en las semifinales de un Mundial, en esta ocasión en la Copa del Mundo que se desarrolla en Francia.
El encuentro de cuartos de final se jugará en el Stade de Marseille, desde las 12 (hora de la Argentina), con el arbitraje del sudafricano Jaco Peyper, con el cual Los Pumas tiene un récord de cuatro triunfos y 10 reveses, y televisado por ESPN y la plataforma Star+.
En el caso de quedarse con una victoria, Los Pumas jugarán en semifinales ante el vencedor del partido que animarán Francia y los All Blacks de Nueva Zelanda, también el sábado pero desde las 16 y en el Stade de France, en las afueras de París.
Si el encuentro finalizara empatado se jugarán dos tiempos suplementarios de 10 minutos cada uno. De seguir la igualdad se jugará un tiempo suplementario adicional de 10 minutos como máximo con “Muerte Súbita”, por lo tanto el que marca puntos gana.
De no haber variantes en el marcador la definición llegará en un competición de kicks (patadas a los palos) y el vencedor será ganador del partido. Cinco jugadores por equipo patearán de tres posiciones diferente sobre la línea de 22 metros, ejecutando frente a los postes, desde del lado izquierdo y desde el lado derecho.
Los Pumas presentarán dos cambios con relación al equipo que venció a Japón: Tomás Cubelli como medio scrum por Gonzalo Bertranou (en una sorpresiva decisión) y Facundo Isa ingresará en el pack por el desgarrado Pablo Matera.
Argentina logró un trabajoso avance a los cuartos de final. Tras la derrota ante Inglaterra (27-10) en un desafortunado debut a causa de una decepcionante actuación, y los triunfos ante Samoa (19-10), Chile (59-5) y Japón (39-27), cada uno con distinto grado de dificultad según el nivel del adversario, pero evidenciado mejoras en el desempeño.
Tras la fase de grupos queda la sensación de que la Argentina, dirigida por el australiano Michael Cheika, que no alcanzó una calidad de juego que se daba por descontada. El equipo comete muchos errores en la salida, pierde muchos balones, se desconcentra, pero esas falencias de disimulan con la categoría individual y el tempo de sus jugadores.