En un mundo cada vez más sumergido en la tecnología, en nuestra ciudad se destaca una iniciativa para mantener viva la lectura llamada “Libros libres”. El proyecto, que nació en 2020 durante la pandemia, ofrece a los ciudadanos la oportunidad de adentrarse y explorar el mundo de la literatura de una manera única y accesible.
Sofía Rodríguez
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Desde hace algunos años, las calles de nuestra ciudad cuentan con pequeñas bibliotecas callejeras llamadas “Libros libres”. Se trata de unas casitas de libros con las que no solo se busca promover la lectura de textos en papel, sino que también fomentar el intercambio cultural y la diversidad literaria.
Las pequeñas bibliotecas callejeras, dispersas por toda la ciudad, invitan a los vecinos y vecinas a participar en una cadena de lectura comunitaria. Cualquier persona puede tomar un libro y, tras disfrutar de su contenido, devolverlo o intercambiarlo por otro, manteniendo así un flujo constante de conocimiento y entretenimiento.
Con una amplia gama de géneros, que incluyen desde cuentos infantiles hasta novelas, las casitas de libros aseguran que haya algo para cada lector. El cuidado y mantenimiento de los libros es una prioridad, garantizando que cada ejemplar se conserve en óptimas condiciones para el próximo lector.
EL NORTE dialogó con Julieta Parodi, licenciada en Letras que está a cargo de dicha iniciativa, quien expresó: “El proyecto surgió en 2020 en plena pandemia. Construí la primera casita con una mesita de luz que estaba en Pellegrini frente a la Escuela Normal. La restauramos, la volvimos una minibiblioteca y la empezamos a poner en la vereda, sobre todo en esa época que se podía salir a caminar una hora. Armamos redes sociales y fue impresionante la repercusión que tuvo”.
“En un momento llegamos a tener alrededor de 15 casitas en diferentes barrios de la ciudad. Eso funcionó muy bien durante dos o tres años, después de la pandemia se hizo muy difícil sostenerlo. Es por eso que hoy hay solo siete en toda San Nicolás”, comentó. Aunque aseguró: “Todas reciben donaciones, cualquier lector puede pasar, dejar un libro y llevarse otro. Mientras la gente done, la casita sigue en pie”.
Variedad de lecturas
“La idea es que el libro más lindo, el que más te gustó, no muera en tu biblioteca”, apeló Parodi, incentivando a la comunidad a participar de la iniciativa, al tiempo que detalló que suelen pedir mucho de Florencia Bonelli, clásicos argentinos, de Julio Cortázar, entre otros, circulando ejemplares de todo tipo.
“La idea es que el libro más lindo, el que más te gustó, no muera en tu biblioteca”.
Julieta Parodi
“En realidad, lo determina un poco el lector. Hay gente que busca desde cómo jugar al ajedrez hasta de razas de perros. Todo libro que pasa se pone en la casita y, si a los 3 o 4 días no circula, los vamos cambiando. Pero siempre llega su lector”, sostuvo.
Y agregó: “La mayor demanda son los libros infantiles. Es una ciudad que lee mucho. En los barrios más chiquitos, o por ejemplo en La Emilia, fue donde más perduró”.
Actualmente, las casitas de “Libros libres” se encuentran en las siguientes direcciones:
- Falcón 619: de lunes a sábado.
- Falcón 296 (robot literario): horario de comercio.
- Marinero Sosa 545 (barrio Aires del Sur): sábados.
- Reynoso 504 (barrio La Loma): todos los días.
- Pellegrini 134 bis (La Troupe del Aire): de lunes a jueves de 15 a 21hs y viernes de 16 a 21hs.
- Pavón 409 (barrio Saavedra): golpear.
- Manzana 6 casa 101 (barrio Fonavi): panadería Martínez.