Las hermanas de María Cristina le regalaron la muñeca con la que soñó toda su vida.
Todos tuvimos de chicos un juguete favorito, ese con el que pasábamos largas horas jugando. Y todos soñamos con tener un “chiche” que nunca pudimos obtener por distintas razones.
El deseo de María Cristina era tener una muñeca grande, con vestido y pelo largo para peinarla y jugar con ella. Pero su familia no tenía los recursos económicos para comprársela, por lo que ese sueño había quedado trunco.
“Siempre fuimos muy pobres y nuestros padres no podían darnos los gustos, y ninguna de las seis habíamos tenido una muñeca en nuestra infancia. Yo soy la mayor, tengo 77 años, pero el sueño de la muñeca me lo cumplió mi mamá con uno de mis hermanos. La verdad es que ya de grande nunca pensé en comprármela yo, pero un día ellos me sorprenden cuando ya estaba casada y me emocionó mucho recibirla”, cuenta Elsa, una de las hermanas de María Cristina.
Elsa recorrió varias cuadras y miró muchas vidrieras para encontrar la muñeca indicada para su hermana. Estaba decidida a cumplirle el deseo y hacerla feliz.
En una reunión familiar, le pidieron a Cristina que cerrara los ojos y extendiera sus brazos. Así aguardó hasta que le colocaron una caja en sus manos y cuando la abrió se sorprendió muchísimo.
Al descubrir lo que contenía la caja Cristina no pudo contener sus lágrimas y la emoción y se abrazó fuertemente a sus hermanas.
“Desde ese día, la tiene en su cama, la cuida mucho porque de verdad para ella tiene un valor simbólico muy importante. De noche la vuelve a la caja y la deja al lado de su cama” cuenta Claudia, otra de las hermanas.
Finalmente Cristina, que padece de retraso madurativo, cumplió su sueño y ahora juega todos los días con su muñeca.