El Parque San Martín se convirtió en uno de los lugares más utilizados por los nicoleños. Desde su transformación, las noches de veranos colman el lugar. Sin embargo, hay dos caras de esta moneda: por un lado, desde calle Garibaldi hasta España, incontables familias y un silencio atroz ensordecen esa parte del espacio público. Pero desde calle España hasta Av. Falcón, la historia es otra. Grupos de jóvenes en autos y motos ingiriendo alcohol, con música alta y preparándose para las famosas “picadas”.
De la Redacción de EL NORTE
[email protected]
El Parque San Martín se convirtió, desde su transformación, en uno de los espacios públicos más elegidos por los nicoleños para disfrutar de agradables momentos. Todo el año, innumerables familias llegan a toda hora para tener un momento de relax en uno de los lugares con vista al río Paraná.
Durante la temporada de verano, el tiempo que pasan los vecinos en ese parque es mucho más extenso. Llegan temprano y se quedan hasta altas horas de la noche, aprovechando que el calor ya no agobia. Muchos optan por hacer pícnics, los más chicos juegan entre los árboles, pasean en bicicleta o reconstruyen una jugada de fútbol de la Scaloneta.
Sin embargo, esto sucede solamente de un lado del parque. Pasadas las 22:00, este espacio público se divide en dos: desde calle Garibaldi hasta España, las familias y el silencio se apoderan del lugar; mientras que desde calle España hasta Av. Falcón, la situación es otra. Jóvenes en sus autos o motos estacionan en el playón de la UTN, ponen música alta e ingieren alcohol, con el peligro que conlleva, luego, volver a tomar el volante.
Una vez allí, bajan de tres a cinco personas por auto, dos a tres por moto, hay alguien que lleva el parlante y se arma una “previa”. Desde vino hasta fernet, botellas cortadas y hasta marihuana, la nueva moda de los jóvenes que preocupa a los ciudadanos que viven por esa zona.
EL NORTE pudo consignar que, además de ello, muchos ciudadanos en sus motos conducen por el propio Parque San Martín, poniendo en riesgo sus vidas y la de los vecinos que transiten a pie por el lugar. Incluso han acelerado a gran velocidad, sin tener en cuenta que podría atravesarse por su camino un niño jugando o alguna mascota.
Las quejas de los vecinos
A este medio han llegado varias quejas por parte de los nicoleños que viven por el lugar. Es de público conocimiento que, durante el verano, prácticamente no hay días ni horarios para realizar juntadas hasta altas horas de la noche. La contracara de quienes deben trabajar al otro día y necesitan de un buen descanso para ello.
“Vivo acá desde hace muchos años. Desde ya, no me molesta que se junten y se diviertan, todos lo hicimos en algún momento. Pero creo que esto es por respeto, la música suena realmente muy alta, tanto que parece que la tenemos adentro de nuestra casa. Ni hablar cuando aceleran las motos y el ruido de los caños de escape es insufrible”, contó una vecina que tiene su hogar por calle Colón casi llegando a España.
Por otro lado, un vecino que vive a la vuelta del parque detalló a este diario que “como alquilamos un departamento, me gusta venir al parque con mis hijos para que puedan tener un momento de esparcimiento. Son chiquitos, les traemos juguetes, la pelota de fútbol, con mi señora hacemos la cena y buscamos distendernos un poco”.
De inmediato, agregó: “Pero ya nos pasó tres veces que mis hijos van a los juegos que están pasando el anfiteatro y las motos les pasan cerca y a alta velocidad. Me parece una locura que eso no se controle. Tengo entendido que esto sucede hace meses, encima. Nos da miedo que puedan atropellar a alguien, son muchos niños los que usan esos juegos y parece como si no les importara nada”.
Picadas
En ediciones pasadas, EL NORTE publicó situaciones de picadas ilegales en inmediaciones de Av. Dámaso Valdés, como así también en Av. Alberdi. Sin embargo, los vecinos de Av. Falcón manifestaron que dicha avenida no es la excepción. En la noche del viernes, este diario pudo saber que el playón de estacionamiento de la UTN es el epicentro de las picadas.
Allí se juntan y beben hasta altas horas de la madrugada, para luego dirigirse hacia la Avda. Falcón e iniciar las conocidas “carreras de la muerte”. Casi en caravana, avanzan con mucha velocidad poniendo en riesgo sus vidas y la de los demás vecinos.
Aquí también varias quejas de nicoleños llegaron a esta redacción, que contaban el calvario que viven por los ruidos y el miedo de que sucedan hechos de gravedad. “En verano, no importa el día, desde las 2:00 hasta las 5:00 no se paran de escuchar motos con caños de escape ruidosos y te das cuenta de que pasan muy rápido. Es un peligro para quienes transiten por la calle y una pesadilla para quienes queremos dormir”, aseveró una vecina del lugar.
“Ya ni los controles alcanzan. Nosotros llamamos reiteradas veces a la policía, vienen y todo, pero se escapan. La situación se repite cada día. A veces dejan pasar unas 48 horas y vuelven, pero sé que siguen haciendo picadas en otros lados porque mi cuñada vive en zona oeste y cuenta que es la misma situación”, agregó otro vecino.