El Consejo Superior de la UBA solicita una nueva Ley de Financiamiento Universitario para 2025, ante la necesidad de $7,2 billones y un presupuesto insuficiente.
En la sesión del 11 de diciembre, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA) tomó la decisión de solicitar a la Cámara de Diputados de la Nación la elaboración de una nueva propuesta de Ley de Financiamiento Universitario para el año 2025. Esta solicitud busca abordar las necesidades del sistema universitario, las cuales han sido expresadas por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Este pedido proviene de diversos actores del ámbito educativo, cultural, científico, político, de derechos humanos, así como del sector empresarial y sindical. Estos ciudadanos han instado al Congreso de la Nación a implementar medidas urgentes para asegurar el financiamiento de las universidades públicas.
El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) estimó que las necesidades presupuestarias del sistema universitario ascienden a $7,2 billones para el año 2025. Sin embargo, el proyecto de Presupuesto 2025 presentado por el Gobierno Nacional al Congreso contempla una asignación de $3,95 billones, lo que representa una diferencia de $3 billones menos respecto a lo que el CIN considera necesario.
La demanda de la UBA contra el Gobierno ya tiene juez y la fiscalía dictamina dónde debe tratarse
La resolución de la UBA también sugiere que el Congreso convoque a una consulta popular vinculante con el fin de refrendar el proyecto de ley propuesto. Este planteo se fundamenta en el artículo 40 de la Constitución Nacional, que establece la posibilidad de realizar consultas populares vinculantes para validar un proyecto de ley, además de especificar que la ley de convocatoria no puede ser objeto de veto.
Antecedentes
Es relevante recordar que en octubre pasado, la Ley de Financiamiento Universitario, que había sido aprobada por el Congreso, fue vetada por el Poder Ejecutivo con el respaldo de un tercio de los diputados. Este veto se produjo a pesar de que la ley contaba con el apoyo de cerca de dos tercios de la Cámara de Diputados. Este contexto refleja un notable respaldo a la educación pública en el Congreso, así como la necesidad de garantizar un financiamiento adecuado para las universidades.