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jueves, noviembre 28, 2024
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La ruta de la carne faenada por cuatreros conduce a un solo destino: carnicerías clandestinas

ABIGEATO

La cadena delictiva está bien aceitada y supone una logística importante: robo, muerte, faena y traslado. También se requiere expertise para realizar los cortes que previamente están «vendidos». “No roban por hambre, lo hacen porque detrás hay un comercio ilegal que nadie controla”, aseguran los productores. “Se llevan solo las patas y la zona de arriba del costillar, que es la parte blanda y se usa para hacer, por ejemplo, picada y bifes”, cuentan.

La ruta de la carne faenada por cuatreros conduce a un solo destino: carnicerías clandestinas

De la redacción de EL NORTE
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No son pocos los productores ganaderos de la región que se sienten desprotegidos a raíz del creciente número de hechos de abigeato. Todos coinciden en que el cuatrerismo no es algo nuevo, pero destacan que en estos últimos meses el escenario de robo de ganado para posterior faenado parece fuera de control.

Ahora bien, ¿a dónde va a parar la carne faenada por cuatreros? Esa pregunta se la trasladamos a propietarios de carnicerías de San Nicolás. La respuesta –en off– fue coincidente: a carnicerías clandestinas, que venden el producto a un precio más económico que el carnicero que la adquiere de un frigorífico. Aunque no demasiado barato para no generar sospechas.

La cadena delictiva está bien aceitada. Pero, además, supone una logística importante puesto que los cortes del animal faenado poco después de ser robado, de noche y en medio de un campo, luego deben ser trasladados en un vehículo grande, por lo general camionetas.

También se necesita expertise: para matar al animal, primero, y para realizar los cortes que luego se ofrecen en mostrador.

Productores relatan que en muchos casos los cuatreros le pegan un tiro en la cabeza a dos o tres novillos, faenan las partes más buscadas por los carniceros y dejan los animales. “No roban por hambre, lo hacen porque detrás hay un comercio ilegal que nadie controla y, sobre todo, no hay procedimientos policiales en las rutas y los caminos que pongan un freno a los ladrones de ganado”, aseguran.

“En apenas media hora, los delincuentes tiran abajo el trabajo de años que requiere criar y engordar a un novillo. Cada animal pesa unos 400 kilos pero ellos se llevan mucho menos. Antes robaban la cabeza, pero ahora la dejan. Se llevan solo las patas y la zona de arriba del costillar, que es la parte blanda y se usa para hacer, por ejemplo, picada y bifes”, cuentan.

También afirman que el ladrón que sale a robar ganado ya tiene esa carne vendida.

Clara y oscura

Los carniceros consultados por EL NORTE advierten cómo el consumidor final puede reconocer si la carne que está comprando proviene de un frigorífico o de un hecho ilícito. En primer lugar, por el color. La carne de frigorífico es más clara, y ello tiene una explicación: una vez que el animal llega muerto al frigorífico es sometido a un fuerte golpe de frío. Luego la temperatura se estabiliza en un frío medio. Ese proceso genera que la carne tenga un color claro. En cambio, la carne faenada por cuatreros se vuelve rápidamente oscura porque no se le aplicó ese proceso.

También, cuentan los carniceros, se puede determinar si la carne es de frigorífico o de un hecho de abigeato por su dureza. En un frigorífico la media res es colgada, para que las fibras musculares se relajen. Ello no ocurre con la carne faenada por cuatreros.