El fútbol femenino argentino celebró junto a Boca Juniors su participación en la final de la Copa Libertadores. Pese a la derrota frente al conjunto brasileño Palmeiras, las xeneizes escribieron una página dorada en la historia del deporte practicado por mujeres para nuestro país. Se convirtieron en el primer equipo de jugadoras en llegar hasta esta instancia. Lo hicieron de la mano de Laurina Oliveros, arquera también de la Selección, oriunda de Ramallo.
Carolina Mitriani
[email protected]
Los festejos se dan por unas y por otras en el fútbol femenino, ya que las conquistas significan puertas que se dejan abiertas para las que vienen atrás. Esto es lo que logró el Club Atlético Boca Juniors al disputar frente al conjunto brasileño Palmeiras la final de la Copa Libertadores. Consiguiendo la medalla de plata, luego del 1-4 en tiempo regular, se convirtieron en el primer plantel de jugadoras argentinas en llegar hasta esta instancia en el certamen continental de clubes más importante.
La heroína para que esto fuera posible es Laurina Oliveros, arquera también de la Selección Argentina, quien se destacó en la instancia de semifinales al contener 3 penales y obtener así el pase tras el empate 1-1 en los 90 minutos de juego. Ya había cobrado un importante protagonismo mientras evitaba que las rivales destrabaran el empate.
Además, hace apenas unos días, el pasado 25 de octubre, Laurina fue nominada a los Premios Alumni –con los que la Asociación del Futbol Argentino valora lo mejor del año– en la terna “jugadora destacada”, junto a sus compañeras Yamila Rodríguez (Boca Juniors), Vanina Correa (Rosario Central) y Romina Núñez (UAI Urquiza).
Recorrido
Laurina Oliveros dio sus primeros pasos en el fútbol estadounidense, cuando era una niña, donde se da un lugar de mayor privilegio a las jugadoras femeninas en su desarrollo. Tras el primer torneo de fútbol semiprofesional de la historia, donde campeonó con Boca, la arquera declaró: “Desde muy chica, tenía 4 o 5 años y cuando me fui a vivir a Estados Unidos con mi familia ya empecé a competir. Eso para mí fue fundamental”. Más tarde, en Ramallo y San Nicolás, jugó al handball cuando regresó del norte continental. “Y después empecé a jugar al fútbol cuando tenía 14 o 15 y ya no paré; empecé directamente en Buenos Aires”, repasó.
“Para el futbol argentino que estemos en una final es importante. Porque le da difusión, la importancia que se merece. Le da más crecimiento para que los clubes también quieran apostar a esto y lograr grandes cosas; para eso hay que darle importancia, hay que creer”. Laurina Oliveros, arquera de Boca y el seleccionado argentino
Oportunamente, dirigió un mensaje a las futbolistas de San Nicolás: “No bajen los brazos. A mí me ha tocado estar dentro del fútbol amateur, esforzarme, tener lucha, esfuerzo, perseverancia, garra y todos esos sinónimos que lleva. Es una lucha constante contra todos, pero la idea es estar unidas y tener un objetivo claro. Si el objetivo de una es llegar al fútbol de Buenos Aires, es ideal y está buenísimo. Que no tengan dudas de que lo pueden lograr. En Boca hay un montón de jugadoras del interior; no son solo de Buenos Aires. En los demás equipos también”. Laurina estuvo presente en el primer partido que la Selección nicoleña jugó en el Estadio San Nicolás y valoró que “hay muy buen nivel de fútbol femenino en nuestra ciudad. Me gustaría que salgan a buscar sus sueños, porque se hacen realidad”.
Formación
Oliveros no solo cumple el rol de jugadora, sino que también tiene tareas formativas, ya que es profesora de Educación Física. Considera una pieza clave proponer un crecimiento temprano: “Hay que empezar a trabajar en las edades más chicas. Eso es lo que va a hacer crecer el fútbol femenino el día de mañana. Es importantísimo empezar ahí porque es cuando más desarrollamos un montón de conocimientos tácticos, técnicos, físicos, que son fundamentales. Al que le gusta, al que cree que es buen formador, empecemos por las edades más cortas, que ahí el día de mañana se van a ver los resultados”, señaló la ramallense, que temporada a temporada aumenta la cosecha de títulos y honores.