No hay duda de que la arquitectura, el diseño y la construcción juegan un papel importante en materia climática. La forma de avanzar también está en manos de los profesionales que elijan cómo diseñar y construir viviendas, oficinas y otros edificios. Afortunadamente, la gama de productos ecológicos sigue aumentando. La pintura, algo tan cotidiano, aporta un grano de arena en ese camino.
El clima ha cambiado y se registran sus consecuencias: altas temperaturas, inundaciones, sequías y mucho más. Mientras el mundo busca (o intenta buscar) nuevas formas de mitigar la crisis, la industria de la arquitectura y la construcción se encuentra en una posición particularmente importante y nuestras elecciones pueden generar un impacto real. Algunas de estas opciones pueden incluir productos innovadores que ofrecen soluciones reales a problemas complejos, como el enfriamiento de las temperaturas en ciudades muy densas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estima que las ciudades representan el 75% de las emisiones globales de CO2, siendo los edificios uno de los grandes responsables. El efecto de isla de calor urbano se produce cuando los edificios y las carreteras absorben el calor del sol y lo liberan durante la noche, contribuyendo a un aumento constante de las temperaturas. En ciudades con una alta concentración de estructuras y muy poca vegetación, este efecto se intensifica y puede ser especialmente peligroso en climas húmedos y poblaciones densas. Algunos de los factores que lo determinan también incluyen los materiales de construcción artificiales, la geometría urbana, el calor generado por el hombre y el clima, y la geografía en general.
Opciones innovadoras
En los últimos años han surgido varias opciones innovadoras de pintura para mitigar los efectos del calor en las ciudades. Estas tecnologías aprovechan los beneficios de la pintura blanca para reflejar el calor de los edificios, bajando las temperaturas sin necesidad de sistemas mecánicos adicionales. Si bien se trata de una solución paliativa más para una forma de vida insostenible en megaciudades densamente pobladas –que históricamente se han centrado en el uso del hormigón–, es una forma de tomar el asunto en nuestras propias manos, lo mejor que podemos, mientras soluciones más complejas se ponen en marcha.
Actualmente se encuentran pinturas con un sistema de revestimiento de reflectancia solar total (TSR) muy alta, que permite que los edificios absorban e irradien menos calor de lo normal, reduciendo el calor tanto dentro como fuera de los edificios. Esta característica las convierten en un recubrimiento más resistente con menos abrasión a lo largo de los años. También hay productos que reflejan notablemente la luz y puede mantener los interiores significativamente más fríos que sus alrededores.
Otras opciones llevan más tiempo en el mercado, se enfocan en “rebotar” los rayos UV para evitar que entre demasiado calor en las viviendas. Y siempre existe la opción de la pintura blanca simple, que incluso sin propiedades especiales, también contribuye a un ambiente general más fresco. Otros materiales respetuosos con el medio ambiente, como el cáñamo, algunas opciones alternativas al hormigón y las baldosas climáticas, pueden ayudar.