El arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Scheinig, advirtió que el país enfrenta “un tiempo extremadamente delicado y la paz social está frágil y amenazada”. Pero en una autocrítica que llamó la atención, pidió disculpas por las desprolijidades de la convocatoria.
La Iglesia reclamó a la dirigencia política generar “un clima de fraternidad”, en el marco de la misma realizada en la Basílica de Luján y de la que participó el presidente Alberto Fernández y su Gabinete, pero sin representación opositora.
“La fraternidad es un don y una tarea, difícil, compleja, pero necesitamos darnos un clima de fraternidad”, sostuvo el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig.
El jefe de Estado estuvo sentado en primera fila del importante templo católico, con el ex mandatario Eduardo Duhalde sentado a su izquierda y la referente de Madres de Plaza de Mayo Vera Jarach.
“Estamos en un tiempo extremadamente delicado. La paz social está frágil y amenazada. Y somos responsables de asegurarla y cuidarla”, agregó el prelado.
El arzobispo también pidió que la ceremonia eclesiástica no fuera interpretada en clave política desde ningún sector: “Mucho lamentaría que se malinterprete este gesto. La Virgen de Luján es Inmaculada y cualquier mala intención, lejos de mancharla a Ella, nos mancha aún más a nosotros mismos”.
Por el contrario, Scheinig insistió en la idea de la fraternidad y remarcó que “la novedad hoy es animarse a abrazar al otro desde las entrañas, perdonarlo de corazón, empezar de nuevo las veces que haga falta”.
“Hay que romper las cadenas del odio, tener palabras, gestos y acciones que busquen dignificar a los otros y apostar por salvarnos todos”, planteó desde el altar, al tiempo que convocó a impulsar “otro tipo de convivencia social que garantice siempre la paz y la fraternidad”.
Pero en una autocrítica que llamó la atención, pidió disculpas por las desprolijidades de la convocatoria, que generaron confusión y llevaron a los principales dirigentes de la oposición a no participar de la celebración.
La “Misa por la Paz y la Fraternidad de los Argentinos” había sido impulsada por el intendente oficialista de Luján, Leonardo Boto, para repudiar el intento de asesinato sufrido por la vicepresidenta, Cristina Kirchner, y para intentar pacificar el escenario político.
Pese a que se cursaron invitaciones a dirigentes del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, sólo se sumaron los alineados con el Gobierno.
“Me equivoqué, metí la pata”, dijo el arzobispo sobre el final de la celebración, al admitir errores en los preparativos de la iniciativa, que suscitaron malestar en sectores de la Iglesia. Como suele ocurrir en la Iglesia, la disconformidad no se refleja en declaraciones altisonantes, sino en sugestivos silencios.