En una entrevista exclusiva con el Obispo Hugo Santiago, EL NORTE dialogó acerca de la figura de Gladys Motta, aquella mujer a la que se le apareció la Virgen del Rosario hace 40 años y que hasta el día de hoy mantiene su bajo perfil.
El sábado 24 de septiembre de 1983, una vecina nicoleña, llamada Gladys Herminia Quiroga de Motta, comenzó a recibir mensajes de una aparición, a la que después identificó como la Virgen del Rosario.
En esa primera oportunidad, Gladys, una mujer muy religiosa, vio iluminarse el rosario colgado en su habitación y rezó. Al día siguiente, domingo 25 de septiembre, mientras rezaba, se le apareció la Virgen María con el Niño Jesús en brazos y un rosario. Según contó Gladys, la aparición fue silenciosa: solo hizo ademán de darle a la mujer su propio rosario. “Vi a la Virgen por primera vez”, escribió más tarde la mujer, que en ese entonces tenía 46 años.
El Obispo de la diócesis de San Nicolás, Hugo Santiago, habló en exclusiva con EL NORTE acerca de Gladys, quien hasta el día de hoy mantiene su bajo perfil. “Cuando llegue, me dejó una muy buena impresión” recordó el Obispo.
En esa ocasión hablaron de diversos temas relacionados al Santuario y referido a las miles de cartas que recibe en su hogar: “Yo en la conversación que tuve con ella cuando llegue, la verdad que me dejó muy buena impresión. Me dijo ‘a mí me escribe mucha gente pero yo en general lo único que les contesto es que intercedo por ellos, o sea rezó por ellos’”.
A este gesto, el Monseñor Santiago lo calificó como “un muy buen signo de dios” y agregó: “Si ella se mostrase demasiado se transformaría en el centro del acontecimiento y no la virgen”.
Además, la decisión de mantenerse discreta y no asistir a las misas en el Santuario, se debe en parte al cansancio propio de la edad, según allegados le es incómodo mantenerse sentada por mucho tiempo.