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jueves, diciembre 12, 2024
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LA ECONOMÍA ARGENTINA SE VE PRESIONADA TRAS LA GUERRA EN UCRANIA

Un análisis de la agencia española Efe, que evalúa que la invasión es una mala noticia para la resquebrajada macroeconomía de Argentina. El rol del FMI, en el marco de un país con “exiguas reservas monetarias, elevado déficit fiscal y dificultades para financiarse”.

Las derivaciones del conflicto bélico en Ucrania en la economía global son una mala noticia para la resquebrajada macroeconomía de Argentina, un país que, si bien podría beneficiarse de mejores precios internacionales de los granos, suma renovadas presiones inflacionarias y un dolor de cabeza a su ya deficitaria balanza energética.

Argentina, uno de los mayores productores y exportadores globales de granos y derivados, sacará réditos comerciales de los disparados precios del trigo y el maíz, productos “estrella” de Rusia y Ucrania, y del “efecto dominó” sobre los valores de otros productos agropecuarios, como soja, aceites y harinas, en los que el país suramericano tiene un fuerte peso mundial.

Sin embargo, este beneficio podría verse acotado por los menores volúmenes de cosecha que por factores climáticos se esperan para Argentina y por el indeseado efecto de la subida de los precios de los alimentos en el mercado doméstico de la nación austral, donde la inflación ya es muy elevada (50,9 % en 2021).



“En el corto plazo vamos a tener más inflación. Pero mientras los países vecinos parten de tasas de inflación menores a un dígito, Argentina parte de un piso del 50 % anual y no estará lejos del 60 %”, dijo a Efe Leonardo Piazza, director de la consultora LP Consulting, para quien Argentina es, por sus desequilibrios macroeconómicos, el país latinoamericano “más vulnerable” ante los efectos de la guerra en Ucrania.

Mayor coste energético

Uno de los mayores quebraderos de cabeza que el conflicto bélico trae para Argentina en términos económicos es la fuerte subida en los precios de los hidrocarburos y, en particular del gas natural licuado (GNL).

Argentina es productor de petróleo y gas, pero su actual producción es insuficiente para abastecer la demanda interna, por lo que importa gas natural de Bolivia (cuyos envíos son cada vez menores) y GNL con costosos embarques desde diferentes partes el mundo, particularmente durante el invierno austral.



Por lo demás, la colosal formación de Vaca Muerta, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo, ha comenzado su incipiente desarrollo masivo a un interesante ritmo, pero Argentina aún no es capaz de abastecer por completo la demanda interna y de sus vecinos.

Por eso, Argentina se ve obligada a importar GNL, un energético cuyos precios se han disparado ante los temores de problemas en la cadena de suministro de gas y petróleo desde Rusia, uno de los mayores productores mundiales de hidrocarburos.

“Éste será el gran problema argentino del 2022”, dijo a Efe Luciano Codeseira, director de la consultora Gas Energy Latinoamérica y socio ejecutivo de la firma Ceibo Growth Strategies.



Codeseira calcula que Argentina necesitará destinar este año a la importación de GNL 3.879 millones de dólares, más del triple de los 1.092 millones de dólares gastados en 2021.

“De dispararse aún más los precios, este escenario será más grave”, advirtió Codeseira.

Un aumento en las exportaciones petroleras desde Vaca Muerta y una leve bajada en la importación de gasóleo y “fuel oil” aliviarían el pesado déficit de la balanza energética de Argentina, el cual, no obstante, crecería este año a 2.762 millones de dólares, según los cálculos del experto.

Compromiso con el FMI

Estas proyecciones representan un grave problema para Argentina, en momentos en que el país, con exiguas reservas monetarias, elevado déficit fiscal y dificultades para financiarse, busca la aprobación definitiva del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciado este jueves para reprogramar el pago de deudas por unos 45.000 millones de dólares.



Los compromisos con el Fondo incluyen reducir el déficit fiscal, entre otras vías, mediante un recorte a los abultados subsidios que paga el Estado en el sector del gas y la electricidad, una meta que se ha vuelto más desafiante desde el estallido de la guerra en Ucrania.

“El FMI hace hincapié en descongelar las tarifas para bajar los subsidios. El aumento de precios del gas complica aún más a Argentina”, dijo Piazza.

Según el acuerdo anunciado este jueves, Argentina aumentará en forma segmentada las tarifas y, por otra parte, desarrollará un plan de mediano plazo para incentivar inversiones en energía, incluyendo la construcción de gasoductos y la expansión de la capacidad de producción de GNL y de energía renovable.