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sábado, octubre 5, 2024
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La contaminación plástica en el río Paraná: un problema alarmante que afecta a la biodiversidad

La contaminación plástica en el río Paraná es un grave problema ambiental que afecta tanto a la biodiversidad como a la salud humana. Clara Mitchell, docente de la UNR, explicó que la principal causa es el modelo de producción y consumo de plásticos descartables, que no se degradan. En estudios realizados en Rosario, se encontraron más de 18.500 microplásticos por metro cuadrado de arena, un nivel comparable con Shanghái.

La creciente contaminación plástica se ha convertido en una de las principales amenazas ambientales, afectando tanto a los ecosistemas como a la salud humana. Clara Mitchell, docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y especialista en Ambiente y Desarrollo Sostenible, explicó en el medio Página12: “La principal causa de la contaminación plástica es el modelo de producción y consumo que tenemos. Producimos materiales súper durables, como el plástico, que no se degradan y los usamos para productos descartables. Seguimos acumulando residuos y ya no sabemos qué hacer con todos ellos”. Según Mitchell, el reciclaje de plásticos es extremadamente limitado, con apenas un 10% a nivel global reciclado, incluso con las mejores tecnologías disponibles.

En el caso del río Paraná, la contaminación llega a través de la lluvia y el viento, que arrastran los plásticos desde las ciudades, entre ellas San Nicolás. Mitchell y su equipo, en colaboración con el Centro Científico Tecnológico y Educativo Acuario del Río Paraná y la Plataforma Ambiental de la UNR, han llevado a cabo estudios desde 2020, midiendo macro, meso y microplásticos. Los resultados son alarmantes: “A la altura de Rosario, encontramos más de 18.500 microplásticos por metro cuadrado de arena en el río Paraná, un número comparable con los niveles de contaminación en Shanghái”, señaló la investigadora.

El impacto de esta contaminación no se limita al ecosistema acuático. A lo largo de la cuenca del Paraná, donde se encuentran muchas ciudades con desagües sin tratar y basurales en zonas inundables, los plásticos afectan directamente a la fauna. Mitchell relató cómo, a través de un proyecto de ciencia ciudadana, recibieron imágenes que mostraban interacciones entre animales y plásticos. Estas interacciones incluían la ingestión accidental de plásticos, enredos que muchas veces resultaban letales, y el uso de materiales plásticos en la construcción de nidos.

Mitchell también destacó que los macroplásticos, con el tiempo, se fragmentan y se convierten en microplásticos, los cuales terminan ingresando en las cadenas tróficas. “En el Río Paraná, todos los microplásticos que encontramos son secundarios, lo que significa que provienen de fragmentos más grandes. Estos tienen un gran impacto ecológico”, añadió. Estos microplásticos no solo afectan a la fauna, sino que también han sido detectados en el agua, el aire y hasta en el cuerpo humano, incluyendo los pulmones, sangre y testículos.

Para combatir este problema, Mitchell subrayó la necesidad de reducir el consumo de plásticos a nivel global y buscar un cambio sistémico: “Podemos empezar eliminando las bolsas plásticas superfluas, pero lo que realmente necesitamos es un cambio en la responsabilidad de los productores”.

La contaminación plástica sigue siendo un desafío que requiere la atención de todos, tanto en la reducción del consumo como en la búsqueda de soluciones a largo plazo.

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