El histórico ingeniero británico supo admitir que un error de diseño suyo pudo haber influido en la muerte del mítico piloto brasileño.
El piloto brasileño Ayrton Senna siempre estará ubicado como uno de los mejores de todos los tiempos en la Fórmula 1. La carrera del tres veces campeón del mundo terminó abruptamente cuando murió a bordo de su Williams durante el Gran Premio de Imola de 1994, tragedia de la que hoy, 1° de mayo, se cumplen 29 años. Tiempo después, el histórico ingeniero Adrian Newey, quien estaba a cargo del diseño de aquellos monoplazas de la escudería británica, confesó sentirse “responsable pero no culpable” de la muerte del brasileño por una falla en su diseño.
La confesión de Adrian Newey sobre la muerte de Ayrton Senna
La muerte de Senna se produjo cuando intentó tomar la curva Tamburello del circuito Enzo e Dino Ferrari de Imola. Según la autopsia, el piloto sufrió traumatismos múltiples en la base del cráneo, una ruptura de la arteria temporal y un hundimiento frontal que le produjo una hemorragia interna. Para Newey, el accidente fue consecuencia de “dos muy malas piezas de ingeniería”, de las cuales se atribuyó la responsabilidad en su autobiografía.
Según explicó el ingeniero británico, en 1993 realizó modificaciones al auto que lo tornaron “aerodinámicamente inestable”. En su libro explica a qué se refiere: “Siento culpa, no porque una falla en una varilla de suspensión haya causado el accidente, porque no creo que haya sido el caso, sino porque arruiné la aerodinámica el auto. Cambié la suspensión, que era activa, a pasiva y diseñé un auto aerodinámicamente inestable, en el que Ayrton intentó hacer cosas que el monoplaza no podía hacer. Independientemente de si tuvo una pinchadura o no, tomar la línea interna en la curva, que es más rápida pero más inestable, en un auto ya de por sí inestable lo habría tornado imposible de controlar, incuso para Ayrton”.
Lo cierto es que los videos de las cámaras de a bordo del momento del accidente muestran que el auto comienza a rebotar cuando Senna toma Tamburello por la línea interna, antes de estrellarse contra el muro de contención externo. “Siempre sentí un grado de responsabilidad por su muerte, pero no culpabilidad”, cerró Newey.