La transmisión sostenida de la enfermedad preocupa a las autoridades sanitarias del mundo.
La viruela del mono o mpox preocupa nuevamente al mundo luego de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretara el nivel de alerta a escala global tras detectarse un nuevo aumento de casos en trece países africanos. Desde principios de 2024, se notificaron 17.541 casos de mpox (2.822 confirmados y 14.719 sospechosos) y 517 muertes. Una cifra que coincide con el número total de casos reportados en todo el año pasado.
La doctora Daniela Hozbor del Laboratorio VacSal. Instituto de Biotecnología y Biología Molecular dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y del CONICET, analiza la situación epidémica actual vinculada a este virus, según consignó un artículo publicado en Investiga, Agencia CyT UNLP.
“Históricamente, la viruela del mono ha sido una zoonosis con baja transmisión de humano a humano. El aumento de casos en humanos que se observa fundamentalmente en África probablemente se deba a la disminución de la inmunidad poblacional debido a la interrupción de la vacunación contra la viruela, así como a cambios en los factores ambientales y sociales”, precisó Hozbor.
Un factor que complica la situación actual es la aparición de un nuevo clado del virus mpox, es decir, una nueva versión de una de sus variantes. Se trata del Clado 1b, que es más virulento y se detectó incluso en países fuera de África.
En 2022, según reseña Hozbor, ocurrió una situación similar por la expansión del Clado Iib. “En julio de 2022, la OMS declaró que el brote global constituía una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional. Y en agosto de 2022, el número de casos alcanzó su punto máximo. Los países más afectados en aquel año fueron Estados Unidos, Brasil, España, Colombia y Francia”, explicó la especialista. “A diferencia de brotes anteriores, los casos fuera de África afectaron predominantemente a hombres adultos jóvenes, la mayoría de los cuales se identifican como homosexuales o bisexuales. Sin señales de transmisión sostenida fuera de estas redes. Los hombres de entre 18 y 44 años en sí fueron los más afectados. También se reportaron casos en mujeres (principalmente heterosexuales, incluidas mujeres embarazadas) y niños, aunque de manera más rara”, apuntó.
Aunque la nueva variante Clado I del virus mpox aún no ha sido reportada en las Américas, los países deben estar atentos a posibles casos importados, en relación a viajes al exterior. El Clado I se asocia con una transmisión sostenida y afecta a un rango más amplio de grupos de edad que en brotes anteriores, incluidos los niños.
En esa línea, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) también emitió una alerta el 8 de agosto de 2024, instando a los países de las Américas a fortalecer la vigilancia, incluida la detección en laboratorio y la secuenciación genómica de los casos confirmados.
Como consecuencia del brote de mpox en el 2022 y para reducir el número de casos, la OMS revisó la estrategia de la vacunación contra la viruela. Actualmente, están disponibles para la vacunación contra la viruela del mono tres formulaciones, que, no obstante, no están disponibles en todos los países, sino que se reservan para la prevención en poblaciones en riesgo.
En el caso de Argentina, hasta el momento no hay registro ni solicitud de registro en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de alguna de las vacunas. Por lo que no hay ninguna disponible.
Historia, vacunas y erradicación
La viruela está causada por el virus de la viruela, un ortopoxvirus de ADN de doble cadena. Su nombre deriva de la palabra en latín variola, que significa “manchado”, en relación a la erupción que aparece en la piel de las personas que padecen la enfermedad.
Los esfuerzos por frenar la viruela son casi tan antiguos como la propia enfermedad. Pero las vacunas actuales tienen su origen en el trabajo del médico y científico inglés, Edward Jenner, en 1796. Jenner fue quien descubrió que inocular a las personas con viruela de las vacas, un pariente más leve de la viruela, las protegía contra la enfermedad.
Ya entrado el siglo XIX, el virus de “la vaccinia”, también de la familia de los ortopoxvirus, sustituyó a la viruela bovina en la vacuna. La primera generación de vacunas contra la viruela no era la más viable. Ya que la contaminación era factible por las condiciones en la investigación y desarrollo. No obstante, permitió a los Estados del mundo coordinar una campaña de vacunación masiva, a nivel planetario, a mediados del siglo XX.
El último caso de ocurrencia natural de viruela se registró en Somalia en 1977. En 1980, la OMS declaró oficialmente la erradicación de la enfermedad.