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viernes, diciembre 13, 2024
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Karina Simbel Lettieri: “La gente quiere desatar sus nudos mentales y problemas”

ENTREVISTA

Licenciada en Psicología, decidió estudiar con avanzada edad, a pesar de tener un muy buen puesto de trabajo en una empresa. Logró su objetivo y disfruta de su presente y vocación. 

KARINA SIMBEL LETTIERI (53) es un ejemplo de ser humano que nunca baja los brazos; que se promete objetivos y va por ellos; que sin importarle la edad ni el qué dirán, redobla sus esfuerzos para sentirse plena y feliz.
Licenciada en Psicología, pisando los 40 años pudo obtener su título y a partir de ese momento, tras una decisión trascendental en su vida, comenzó a ejercer la profesión. Justamente en ella, cosecha enormes elogios de parte de quienes la conocen y, es por eso, que fue la invitada del programa “Retrato”, donde en diálogo con Marcelo Pellegrini, dejó su traslucir su calidez de persona.

¿Toda tu vida en Villa Constitución?
“Nací en el Sanatorio Británico, en Rosario, como mucha gente de nuestra ciudad, pero al otro día, ya llegué a Villa, así que soy villense”.

¿Cómo se compone tu familia?
“Mamá, papá y cuatro hermanos. Mi padre se llamaba Alberto y falleció en el año 2.019 y mi mamá, que está viva, se llama Norma Lettieri que es de Arroyo Seco. Ella vive en calle 14 de Febrero, casi Belgrano. Mi mamá es una diosa, porque nos crió a todos, ya que se separó de mi papá cuando nosotros éramos muy chicos todos y se cargó a los cuatro hijos y nos crió de la mejor manera”.

¿Qué edad tenías vos?
“Yo tenía sólo 9 años y mi hermana más chica, en ese entonces, tenía un año. Lo que hizo mi mamá, que tenía 35 años, fue de una leona”.

Desde tu lugar de psicóloga y pasando por esa situación; ¿hoy la sociedad vive diferente el divorcio y los hijos también lo asumen distinto?
“Ahora se lo toma de una manera mucho más funcional, de una familia ensamblada. Antes era el deber/ser, el paradigma del aguante en las mujeres. Una mujer era buena si aguantaba todo lo que el marido le hacía y hoy, eso cambió, tanto para los adultos como para los hijos”.

Vuelvo a la familia. Contame de tus hermanos
“Yo soy la mayor y me sigue Viviana, con quien nos llevamos un año y meses. Después Alejandro que tiene 9 años menos; Adriana y, de otro matrimonio de mi papá, nació Román, que con 21 años es el más chiquito”.

¿Cuál fue tu primer barrio?
“Siempre viví en Parque Acindar, donde hice mis mejores amigas. Te nombro a mi vecina Miriam Mollins, Elvira su mamá que es como si fuese la mía; Andrea Dimanghene, Victoria Porciúncula y Fernanda, su hermana. Siguen siendo mis amigas actuales”.

Comenzaste tus estudios de grande…
“Yo quería estudiar apenas terminé el secundario, pero por lo que ya te conté, teníamos que trabajar en mi casa para ayudar en la economía. Igual vendía ropa, productos y ese tipo de cosas. No conseguía algo firme y me puse a estudiar una carrera en San Nicolás, Análisis en Sistema en SOMISA. Lo hice un año y dejé porque empecé a trabajar”.

¿Cuál fue tu primer empleo?
“Me inicié en una empresa que era de Daniel Carlevaro y Enrique Giner, porque el otro socio, Víctor Gerometta, ya no estaba. Ingresé como recepcionista en las oficinas donde hoy está Polimax, en el año 1.988. A los cuatro meses me entero que venden la empresa”.

¿Me equivoco o lo compra Autocrédito?
“Exacto, ellos compran la cartera de socios, pero sin los empleados, a excepción de tres o cuatro y entre ellos, quedé yo, como recepcionista. Pasamos al edificio de San Martín y Eva Perón, en el primer piso, mientras se construía la casa central en 14 de Febrero. Comencé ahí con Jorge Paganucci, Fabián Pulido y Julio Tulín. Estuve 18 años”. 

¿Fue allí donde tomaste una decisión trascendental para tu futuro?
“Después de 12 años de estar en Autocrédito, se me ocurrió estudiar psicología, porque siempre me interesó la mente y la conducta humana. Era muy difícil para mí porque trabajábamos muchas horas, todo el día. Llegué a un muy buen puesto, pero yo quería estudiar eso”. 

¿Y cómo hiciste con la empresa?
“Yo empecé a estudiar viajando como una loca, durmiendo nada y trabajando igual y un día se los comento a los dueños. Me miraron sin creerlo y pensando que ya iba a cansarme. Les fui pidiendo algunos permisos de horarios porque se me iba complicando y me lo daban. Después les dije que quería trabajar solo mediodía y también me lo concedieron”. 

¿Pudiste completar la carrera de esa manera?
“Imposible, porque en el último año, además de cursar, hacía prácticas en varios lugares y distintos horarios. Así que hice mucha terapia para poder estar segura de lo que iba a hacer y tomé la decisión. Hasta que me recibí, estuve dos años sin trabajar, pero tenía el dinero de la indemnización que habíamos convenido”.

¿Te arrepentís de lo vivido?
“En absoluto”.

¿Cuáles son los temas recurrentes por los que la gente visita al psicólogo?
“Quieren resolver sus problemas, desatar sus nudos mentales. Vienen porque se separa, porque tiene miedos, ansiedad, porque necesita su espacio para escucharse, porque busca ayuda que antes no ´estaba permitido´. Hoy no es así, todo lo contrario, quieren sanar heridas, cuestionarse una creencia”.