Hachiko nació el 10 de noviembre de 1923 en la ciudad de Odate, en la prefectura de Akita y fue adoptado por Hidesaburo Ueno, ingeniero agrónomo y profesor de agricultura de la Universidad de Tokio. De acuerdo con la biógrafa del perro, Mayumi Itoh, Ueno lo nombró Hachi u “ocho” en japonés, por la similitud de sus patas con el kanji que sirve para representar al número ocho (八) y Ko, un honorífico otorgado por los estudiantes del dueño del can.
El profesor tomaba el tren en la estación de Shibuya para dirigirse a su trabajo, Hachiko lo acompañaba y todas las noches esperaba el regreso de su amado dueño. Hasta que el 21 de mayo de 1925, Ueno nunca volvió, pues el hombre de 53 años había muerto a causa de una hemorragia cerebral durante su trabajo.
“Durante el funeral, Hachi percibió el olor del Dr Ueno y entró a la sala de estar. El perro se arrastró debajo del ataúd y se negó a moverse”, escribe Itoh.
Hachiko pronto fue adoptado por Kikusaburo Kobayashi, jardinero de Ueno, sin embargo, el perro volvió a la zona donde vivía y continuó con su rutina diaria de ir a la estación de tren a esperar el regreso de su dueño. El can ganó fama nacional luego de que el diario japonés Tokyo Asahi Shimbun escribiera sobre él en octubre de 1932. Hachiko acudió a la estación todos los días hasta el día de su muerte, el 8 de marzo de 1935.
El fiel perro tomó tanta relevancia que se erigió una estatua de bronce afuera de la estación que lo vio esperar a su dueño por más de 10 años y cada año, el 8 de abril, se celebra un servicio conmemorativo en su honor frente a ella.