Una investigación sobre el tráfico ilegal de armas en Argentina sacó a la luz un sofisticado esquema de “compras de paja”, modalidad extendida en Estados Unidos. Este método implica que compradores legales adquieren armamento para luego distribuirlo en el mercado negro. Este lunes, la Fiscalía de Rosario imputó a doce personas que, entre todos, registran un total de 210 armas en su poder, acusadas de provisión ilegal de armas de fuego de manera habitual.
Según destaca el medio Rosario3, el caso más representativo es el de Lucas Adrián P., quien adquirió 43 pistolas desde 2020, un arsenal valuado en cerca de 30 mil dólares, pero que no estaba en su domicilio al momento del allanamiento. La Fiscalía cree que este armamento terminó en manos delictivas. Su hermano, Flavio P., tiene registradas 24 pistolas, las cuales tampoco fueron halladas en su domicilio, y una de sus armas fue incautada en noviembre de 2023 en una villa de Villa Constitución tras un tiroteo.
Otros implicados, como Federico Daniel P., Alexis Damián M., y Pablo Daniel S., poseen grandes cantidades de armas —algunas compradas en 2023 y 2024 en la armería Bordoni— que no estaban en sus domicilios. Una de las armas de Jorgelina Ayelén B. fue secuestrada en agosto tras un robo en Rosario, y se comprobó que había sido utilizada en al menos dos tiroteos previos.
Claudio Sancanela, dueño de seis pistolas y una escopeta, está acusado de facilitar un doble homicidio en mayo pasado, ya que una de sus armas fue recuperada en la escena. Aunque Sancanela denunció el robo de cinco armas tras el crimen, la Fiscalía sostiene que la denuncia fue falsa.
El fenómeno de la “compra de paja” no es exclusivo de Argentina. En Estados Unidos, las autoridades se enfrentan al mismo problema: una investigación de 2023 mostró que el 54% de las armas recuperadas en escenas de crímenes fueron adquiridas en los tres años anteriores, muchas de ellas en menos de un año. Estos datos han encendido las alarmas sobre el tráfico ilegal y el uso de intermediarios para la compra de armas.
El informe del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) también alertó sobre un incremento en la incautación de armas modificadas y “armas fantasma”, lo que hace aún más complejo el rastreo y control de este tipo de actividades ilegales.