Durante la temporada de calor, las infecciones oculares aumentan debido a factores como la exposición al sol y el contacto con agua contaminada.
Durante el verano, las infecciones oculares se vuelven más frecuentes debido al calor, la exposición solar y las actividades acuáticas. Estas infecciones pueden ser causadas por bacterias, virus u hongos, y afectan a personas de todas las edades.
Causas y transmisión
Las infecciones oculares se transmiten principalmente por contacto directo con secreciones infectadas. El uso compartido de toallas, lentes de contacto contaminadas o el contacto con agua de piscinas mal tratadas aumenta el riesgo.
Síntomas comunes
Los síntomas incluyen enrojecimiento ocular, picazón, secreción, sensibilidad a la luz y sensación de cuerpo extraño. En casos más graves, puede haber visión borrosa y dolor intenso.
Prevención
Para prevenir estas infecciones, es esencial mantener una buena higiene ocular. Evitar frotarse los ojos con manos sucias, no compartir objetos personales como toallas o lentes de contacto, y utilizar lentes de sol con protección UV son medidas clave. Además, es recomendable evitar nadar en piscinas con agua no tratada y no abrir los ojos bajo el agua sin protección.
Tratamiento
El tratamiento varía según la causa de la infección. Las infecciones bacterianas pueden requerir el uso de antibióticos tópicos, mientras que las virales suelen resolverse por sí solas. En casos de conjuntivitis alérgica, se pueden utilizar antihistamínicos. Es fundamental consultar a un profesional de la salud para recibir el tratamiento adecuado.
Importancia de la consulta médica
Ante la aparición de síntomas oculares, es crucial consultar a un oftalmólogo. Una atención temprana previene complicaciones y asegura una recuperación adecuada