La estadounidense Colleen Monfore disfrutaba de un viaje de buceo en las aguas alrededor de la isla Pulau Reong en Indonesia cuando las fuertes corrientes transformaron lo que parecía una tranquila inmersión en un escenario de terror.
El 26 de septiembre de 2024, Colleen Monfore, una mujer estadounidense de 68 años oriunda de Dakota del Sur, estaba disfrutando de un viaje de buceo en las aguas alrededor de la isla Pulau Reong, en la Regencia de las Molucas del Suroeste en Indonesia.
Monfore, acompañada de seis amigos, estaba sumergida en una experiencia que debía ser un sueño para los amantes del buceo. El grupo, junto a un guía experimentado, recorría las cristalinas aguas del sudeste asiático, conocidas por su biodiversidad marina, cuando las fuertes corrientes transformaron lo que parecía una tranquila inmersión en un escenario de terror.
Monfore fue arrastrada repentinamente por las corrientes, apartándose de su grupo de amigos y del guía. A pesar de los intentos del guía por sujetarla y devolverla a la seguridad del bote, sus esfuerzos fueron infructuosos, y Colleen fue tragada por el océano.
Inmediatamente se inició una operación de rescate que se prolongó durante ocho días, pero sin éxito. Las autoridades indonesias, con la ayuda de la comunidad local y los equipos de rescate, peinaron las aguas cercanas a la isla Pulau Reong, utilizando lanchas rápidas y pequeños botes, sin encontrar rastro alguno de la buceadora desaparecida.
La tragedia no quedó ahí. Días después, el 6 de octubre, un pescador en Timor Oriental, país vecino de Indonesia, capturó un tiburón que parecía estar enfermo. Sospechando que este había ingerido residuos plásticos o redes de pesca, el pescador decidió abrir al animal para descubrir la causa de su mal estado de salud.
Lo que encontró dentro fue escalofriante: restos humanos. Al observar los restos, el pescador notificó a las autoridades locales, quienes pronto sospecharon que los restos podrían pertenecer a alguien desaparecido en la zona.
El descubrimiento provocó una rápida coordinación entre las autoridades de Timor Oriental y Indonesia, especialmente con la Embajada de Indonesia en Dili, la capital de Timor Oriental. Muhammad Saleh Goro, jefe de la Unidad Técnica Regional de Gestión del Parque Marino de las Islas Alor en Indonesia, confirmó que se estaba investigando si los restos pertenecían a alguien reportado como desaparecido en las cercanías de las islas indonesias. Además, agregó que el hecho de que la víctima llevara un traje de buceo negro sugería que era probable que la persona fuera una buceadora.
Las primeras informaciones que llegaron desde Timor Oriental indicaban que los restos encontrados en el tiburón podrían pertenecer a una mujer extranjera. Esto generó un fuerte vínculo con el caso de Colleen Monfore, la única persona reportada como desaparecida en la región en fechas cercanas. Las autoridades de ambos países no tardaron en unir los cabos. A pesar de que el hallazgo del tiburón ocurrió en aguas de Timor Oriental y no en territorio indonesio, la posibilidad de que las corrientes marinas hubieran transportado el cuerpo de Monfore desde el sitio de su desaparición hasta las costas timorenses cobraba fuerza.
Los amigos y familiares de Colleen, devastados por la noticia, se mantuvieron en contacto con las autoridades locales para obtener respuestas definitivas. Rick Sass, amigo de la familia Monfore y copropietario de una tienda de buceo, expresó serias dudas sobre si la muerte de Colleen fue producto de un ataque de tiburón. Según Sass, quien había revisado las fotos del buceo, conversado con el esposo de Colleen, Mike Monfore, y analizado los datos del ordenador de buceo, existía la posibilidad de que Colleen hubiera sufrido algún tipo de problema médico bajo el agua.
Sass argumentó que las corrientes submarinas del área, aunque fuertes, eran manejables, y que Colleen era una buceadora con amplia experiencia, con más de 30 años de inmersiones en sitios tan desafiantes como Bali y el Atolón Bikini. La teoría de Sass sugería que Colleen pudo haber fallecido antes de cualquier contacto con el tiburón, y que el animal simplemente encontró el cuerpo tras su fallecimiento.
El relato del pescador que descubrió los restos refuerza esta hipótesis. Según él, el tiburón no parecía estar en condiciones normales de salud, y él mismo inicialmente creyó que el animal había ingerido basura marina. Solo al abrirlo se descubrió la verdad: el tiburón había devorado los restos de una mujer que llevaba un traje de buceo.
Las imágenes del tiburón abierto con los restos humanos en el fondo no hicieron más que aumentar el horror de la situación, mientras las autoridades seguían adelante con la investigación para confirmar la identidad de la persona fallecida. Por medio de análisis forenses y pruebas de ADN, los expertos intentaban determinar si realmente se trataba de Colleen Monfore, poniendo fin a la angustia de su familia.
En este sentido, el jefe de la policía local, Ipda Giovani BM Toffy, explicó que desde el momento en que se notificó la desaparición de Colleen, se había trabajado en conjunto con los habitantes de la cercana aldea de Nabar y con equipos de búsqueda especializados. Sin embargo, el rescate fue en vano, y los esfuerzos por encontrar el cuerpo de Monfore antes de que llegara el desenlace fatal con el tiburón no pudieron evitar el trágico destino.
Las circunstancias de la desaparición y muerte de Colleen Monfore todavía dejan varias preguntas sin respuesta. Aunque los restos fueron encontrados dentro de un tiburón, la teoría de que un problema médico previo pudo haber sido la verdadera causa de su fallecimiento sigue siendo considerada. Las investigaciones continúan, y se espera que pronto se publiquen los resultados completos de las pruebas forenses y de ADN. Que permitan esclarecer definitivamente el destino de esta experimentada buceadora estadounidense.
Fuente: Francisco González Tomadin/ ‘Infobae’.