El pasado domingo 22 de agosto, en medio de una fiesta clandestina, fue asesinado de un disparo a quemarropa el joven Pablo Romero. A partir de ahí se inició la búsqueda de su presunto asesino, “El bata” Silva quien desde ese día se encuentra prófugo. En diálogo con EL NORTE, la mamá de Pablo, Lorena Delgado, expresó como está viviendo la pérdida y pide justicia por su hijo.
Comprender una muerte es también tratar de entender el dolor de los que quedan atrás, de la madre y los hermanos, de ese vacío que duele cada mañana, de ese encuentro que nunca más tendrá lugar. Un espacio que debe ser completado con justicia y que tampoco parece llegar.
La celebración de un cumpleaños en Necochea al 1000 aproximadamente, una de las tantas fiestas clandestinas que tiene lugar en nuestra ciudad, fue en donde terminó la vida del joven Pablo Romero, sin ningún tipo de seguridad y protección, en un ambiente colmado de alcohol y estupefacientes.
Desde EL NORTE tomamos conocimiento de que en el mentado cumpleaños había muchas personas con antecedentes penales y que abundaban bebidas fuertes y drogas.
Según lo relatado por testigos, el ahora acusado del homicidio, “El Bata” Silva habría llegado al lugar muy “pasado de rosca” amedrentando a los presentes y provocando desmanes. Al ser interpelado por los concurrentes, éste extrajo un arma de fuego, calibre 22, de entre sus ropas y empezó a amenazar a todos.
En ese momento y siempre según la información que se brindó a este medio y que deberá ser corroborada por la justicia, es que intentaron detenerlo pero el mismo comenzó a disparar. La primer víctima de la balacera fue Jonathan Gabriel Alegre que resultó con un disparo debajo de la rodilla derecha. El segundo en recibir un proyectil infortunado fue Pablo Romero que estaba lejos de donde ocurría la pelea, pero el azar fatal le deparaba una bala.
Las víctimas se presentaron en el Hospital San Felipe por sus propios medios, pero Romero, en grave estado, falleció cuando era asistido por los médicos de guardia. El caso quedó en manos de la Comisaría Primera y la Unidad Funcional de Instrucción Nº 4. Esta última solicitó la colaboración de la DDI.
Dolor de madre
De este desafortunado episodio ya pasaron dos semanas y aun no hay novedades del paradero de Silva, del que se especula que no debería estar muy lejos de la ciudad ya que no tiene ningún tipo de documentación, puesto que la misma se encuentra en la fiscalía.
Lorena Delgado, madre de Pablo, se quiebra en cada frase, todavía aturdida por una perdida absurda. “De la policía nos dijeron que la búsqueda de Silva es a nivel nacional y sabemos que donde aparece una pista de donde pueda estar se hacen allanamientos, pero hasta ahora no tenemos nada, por más que consiguen pistas no logran nada. Ellos ven que sin documentación no se puede manejar, que no podría irse muy lejos. Pero sigue sin aparecer, pareciera que estuviera un paso adelante, como si supiera que están por capturarlo. Ya pasaron un montón de días y mi hijo no puede descansar en paz, porque no encuentran a su asesino y tampoco nosotros podemos estar tranquilos con todo esto”, expresó Lorena a EL NORTE reclamando por una justicia que se antoja lejana.
“Nosotros no lo conocíamos a Silva. El otro chico que estaba con él cuando fueron a la fiesta, Gustavo Vaz, fue a declarar pero la policía no le encontró nada para detenerlo. Esa noche Pablo no tuvo nada que ver con Silva. Pablo estaba en la fiesta cuando esta persona entró y le pegaron. Pablo ni lo conocía ni se enfrentó con él. Las pericias mostraron que estaba a tres metros de donde Silva empezó a disparar. Pablo no estuvo en la pelea, fue una bala desgraciada que le tocó a él”, contó dolorida sin entender tan nefasto capricho del destino.
“Lamentablemente lo perdimos y es muy doloroso para una madre enterarse que a tu hijo lo mataron. Estamos destrozados, no tenemos una vida, cuando lo mataron a él nos mataron a todos. Pablo hacia changas, tenía una máquina de cortar pasto, salía a rebuscársela, todos lo conocían, lo querían. Este lunes iba a comenzar a trabajar en una obra grande con mi otro hijo. Era bueno, muy amiguero”, expresó con la voz quebrada tratando de buscar explicaciones de esa pérdida tan absurda que duele cada vez más a medida de que pasa el tiempo y el asesino sigue suelto.