Un nuevo informe de la ONU señala que los conflictos, especialmente en Oriente Medio, llevan a millones de personas a una situación límite.
Un informe elaborado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, presentado este jueves, advierte sobre el aumento de la inseguridad alimentaria en términos de magnitud y gravedad en 22 países y territorios. Entre las causas de esta crisis están el incremento de los conflictos bélicos, la situación económica y el fenómeno climático de La Niña.
El estudio pone especial atención a la situación en la Franja de Gaza, Sudán, Haití, Mali y Sudán del Sur, donde sin una acción humanitaria inmediata y esfuerzos concertados para superar las limitaciones de acceso y los conflictos en curso, es probable que se produzcan más hambrunas y muertes. Según sus previsiones, la situación será aún más riesgosa entre noviembre y mayo del año próximo.
“La situación en los cinco puntos críticos del hambre que más preocupan es catastrófica”, afirmó Qu Dongyu, director general de la FAO. “La población sufre una extrema falta de alimentos y se enfrenta a hambrunas sin precedentes”, agravadas por “conflictos crecientes, crisis climáticas y choques económicos”, explicó. Ante esta situación manifestó que si se quiere “salvar vidas y prevenir el hambre aguda y la malnutrición” es necesario “urgentemente un cese del fuego de carácter humanitario y restablecer el acceso a alimentos altamente nutritivos, incluida la reactivación de la producción local de alimentos”.
Sin embargo, aclaró que estas medidas no son suficientes, ya que también se necesitan “estabilidad y seguridad alimentaria a largo plazo”. “La paz es un requisito previo para la seguridad alimentaria. Sin paz y estabilidad, los agricultores no pueden cultivar alimentos, cosechar o mantener sus medios de subsistencia. El acceso a alimentos nutritivos no es solo una necesidad básica, es un derecho humano fundamental”, aseguró.
Por su parte, la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, expresó: “En todo el mundo los conflictos están escalando, la inestabilidad económica está creciendo y los desastres climáticos se están volviendo la nueva norma”. Frente a esta crisis reclamó “apoyo político y financiero más eficaz” que permita a los trabajadores humanitarios implementar “soluciones probadas” para enfrentar el hambre y “reducir las necesidades a largo plazo”.
Otras zonas en situación crítica
Más allá de las cinco regiones más críticas, otros territorios son considerados como puntos de “mayor preocupación”, como el Líbano, Chad, Myanmar, Mozambique, Nigeria, Siria y Yemen, donde un gran número de personas se enfrentan o se prevé que enfrentarán niveles críticos de inseguridad alimentaria aguda.
“El conflicto y la violencia armada siguen siendo los principales impulsores del hambre en numerosos puntos críticos, perturbando los sistemas alimentarios, desplazando a las poblaciones y obstruyendo el acceso humanitario”, expresa el informe.
Respecto a la situación en la Franja de Gaza, las agencias de la ONU advierten que el conflicto derivado de la ofensiva israelí generó “necesidades sin precedentes, con un desplazamiento casi total de la población y un mayor riesgo de escalada regional”. En cuanto al Líbano, la escalada derivó en un aumento significativo de la cantidad de personas que necesitan asistencia humanitaria, mientras que también está afectando gravemente los niveles de inseguridad alimentaria aguda.
Efectos climáticos
El fenómeno de La Niña también impacta en la crisis alimentaria, ya que su continuidad hasta marzo del año próximo provocará un importante impacto en los patrones de lluvias y de temperaturas.
“Si bien La Niña puede mejorar las perspectivas agrícolas en algunas áreas, también aumenta el riesgo de inundaciones”, asegura el informe, que pone el foco en partes de Nigeria, Malawi, Mozambique, Sudán del Sur, Zambia y Zimbabue.