14.4 C
San Nicolás de los Arroyos
sábado, octubre 19, 2024
Edición Diaria
Edición N°

Gestión menstrual en tiempos de inflación

INEQUIDAD DE RECURSOS

En Argentina, más de 12 millones de personas menstrúan. En el contexto inflacionario del país y teniendo en cuenta que las mujeres con trabajos remunerados ganan en promedio un 27 por ciento menos que los varones, proveerse con elementos de higiene menstrual como toallitas, tampones o copitas, puede ser todo un desafío que incrementa la desigualdad económica basada en el género.

Las personas menstruantes en Argentina se ven afectadas por una profunda desigualdad económica que se acrecienta con la crisis inflacionaria, que se disparó en el último tiempo. IARA CERASI / EL NORTE

Judith Coronel
[email protected]

Menstruar muchas veces –desde una óptica misógina y arraigada a mitos patriarcales– es sinónimo de “mala palabra”. Desestigmatizar la palabra para dar a conocer las problemáticas vinculadas que conlleva el acto biológico es necesario para dar cuenta de las diferencias existentes.

Las personas menstruantes en Argentina se ven afectadas por una profunda desigualdad económica que se acrecienta con la crisis inflacionaria, que se disparó en el último tiempo. 

Según un informe publicado en mayo de 2023, de la Fundación SES, en conjunto con UNFPA y el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, en Argentina más de 12.000.000 de personas menstrúan.

“Los productos de gestión menstrual más utilizados, como los tampones y las toallitas descartables, pueden ser hasta un 50% más costosos que el promedio de los valores de los productos de la canasta básica. Teniendo en cuenta que en un hogar puede haber más de una persona menstruante, esto puede representar una inversión muy elevada para las personas en situación de vulnerabilidad”, sostiene el estudio.

En ese sentido, en julio de 2023 se oficializó el programa MenstruAR, impulsado por el entonces Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades. En ese contexto, desde el Gobierno nacional se promovió la entrega de copas menstruales y toallitas reutilizables a municipios de todo el país para garantizar el acceso igualitario a insumos de gestión menstrual. 

EN NÚMEROS

Según un relevamiento hecho por la Asociación Civil Economía Feminista, en septiembre de 2023 una persona menstruante en Argentina necesitaba $14.936,1 promedio por año para la compra de toallitas, a un valor de $52,22 en promedio por unidad.

En cuanto a los tampones, el presupuesto requerido durante un año por persona era de $15.002,37, el precio promedio por unidad era de $52,46.

Las copas menstruales, por otro lado, son una inversión a largo plazo ya que tienen una vida útil que ronda los 10 años, en septiembre del año pasado su costo rondaba entre los 1500 y los 2500 pesos. 

En ese sentido, EL NORTE realizó un relevamiento en supermercados y perfumerías locales sobre los valores actuales de los productos de higiene menstrual más utilizados: toallitas con alas y sin ellas, con perfume, nocturnas o adaptables, tampones y copas menstruales.

Los paquetes de ocho toallitas de las marcas más conocidas oscilan entre los 630 y los 2500 pesos. Los paquetes de 16 unidades cuestan entre 3840 y 4500 pesos, mientras que los paquetes más grandes de 24 ascienden a 6500 pesos. De estos insumos, las toallas nocturnas suelen ser las más caras. 

Por otro lado, las cajas de tampones –aunque en algunos locales hay faltante– con 8, 12 o 16 unidades cuestan desde los $1500, $2000 y hasta los $3600, respectivamente, dependiendo de la marca.

Las copas menstruales –de látex o silicona– se venden por unidad y son reutilizables. En los negocios locales, se pueden conseguir a un precio que va desde los $2610, hasta los $9000 las marcas más populares. En algunos casos, si se elige esta opción ecológica a largo plazo, hay promociones como la compra de una copita junto a un vaso esterilizador necesario para la correcta higienización de la misma. Este combo oscila entre los $7000 y los $13.000.

UN FACTOR DE DESIGUALDAD

Argentina es el segundo país de Latinoamérica –después de Uruguay con el 22% del IVA– con mayor carga tributaria a personas menstruantes. Hasta el año pasado, la menarca no era tomada en cuenta como parte de la salud pública.

Las mujeres con trabajos remunerados –dado que muchas no pueden acceder a uno por encargarse tiempo completo de las tareas de cuidado– ganan en promedio un 27 por ciento menos que los varones, por lo que la compra de insumos de gestión menstrual puede representar hasta un 10 por ciento de sus ingresos, según datos revelados por Economía Feminista. Si tenemos en cuenta a las niñeces y adolescencias, el porcentaje se incrementa ya que dependen exclusivamente de esos ingresos. 

En el país, tanto a nivel nacional como provincial, existen distintas iniciativas legislativas vinculadas a la quita del IVA en productos de higiene menstrual. La importancia de estos proyectos radica en que esta quita impositiva también implicaría que dichos productos sean incorporados a la canasta básica, y por lo tanto sean considerados parte de una política pública económica. Aunque en el actual contexto y según posturas manifestadas por el Gobierno federal, estas propuestas están cada vez más lejos de aplicarse. Una vez más las brechas se profundizan al igual que la feminización de la pobreza.

- Publicidad - spot_img