El Polideportivo Simón Apiza de Ramallo no fue habilitado este año por APREVIDE. Se supo hace ya varias semanas, cuando Los Andes lo pidió para hacer de local en la primera fecha del fútbol nicoleño. Social programó su partido allí para este fin de semana, pero el estadio nunca se habilitó. En consecuencia, el choque entre el Celeste y Somisa será reprogramado.
Ezequiel Guisone
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El agua no para de entrar en el barco de la Liga Nicoleña, que hoy en día cuenta con apenas un par de soldados tratando mantenerse a flote con un par de baldes y un sellador de grietas.
Es inevitable que los problemas surjan y se multipliquen en este contexto, donde cada programación llega con inconvenientes de todo tipo, y de los cuales los clubes son también grandes responsables.
La segunda fecha se programó de manera completa, y unas horas después arrojó la primera suspensión de la temporada. El partido Social vs. Somisa, que debía disputarse el viernes en el Polideportivo “Simón Apiza” de Ramallo, deberá ser reprogramado debido a que el escenario no se encuentra habilitado por el APREVIDE.
Al parecer, la dirigencia de Social desconocía esta situación, que fue públicamente conocida a principios de marzo, antes de comenzar el torneo Apertura (debía arrancar el domingo 10 de marzo, pero se postergó dos veces seguidas por cuestiones climáticas).
En la primera fecha Los Andes debía recibir a Belgrano, pero como no tenía disponible su estadio pidió ser local en el Polideportivo. Allí fue informado sobre la inhabilitación del escenario provincial. Pasaron más de tres semanas de aquella comunicación, y la condición no cambió. La programación de Social vs. Somisa parecía indicar que la cuestión había sido resuelta, pero unas horas después se confirmó que esto no era así.
Social recién se enteró de la situación en los últimos días y encaró algunas obras que la agencia de seguridad exigía, pero los tiempos no le dieron. Oscar Bossoletti, el presidente de la Liga, conocía la situación e intentó destrabarla “con política”, como suele resolver todos los problemas, pero al parecer esta vez no le atendieron el teléfono.
Los clubes continúan mirándose el ombligo y tratando de acomodar cada programación a su antojo. Incluso un club “pidió” a través de una nota a la Liga que no lo dirija un árbitro por cuestiones personales, y provocó que las designaciones fueran modificadas minutos después de ser dadas a conocer ayer. El titular de la Liga no está en la ciudad y la gente que queda en el barco no hace más que tapar agujeros y evitar hundirse.
Mientras a los dirigentes de los clubes les siga “conviniendo” tener una Liga caótica para poder sacar provecho propio, el fútbol doméstico continuará de mal en peor.