26.7 C
San Nicolás de los Arroyos
domingo, octubre 20, 2024
Edición Diaria
Edición N°

Fortunato Roberto Bonelli, el hombre de la eterna sonrisa

PESAR POR SU FALLECIMIENTO

La comunidad de San Nicolás lo reconoce como uno de los empresarios industriales más importantes de la región. Su familia, amigos y allegados, en tanto, recordarán a Fortunato Roberto Bonelli como un hombre sencillo, recto y de inquebrantable apego familiar. Su amplia sonrisa será –por siempre- el gesto que mejor describe la personalidad de quien en vida supo cultivar amistades en cada uno de los ámbitos de los que formara parte.

De la redacción de EL NORTE
[email protected]

El miércoles 16 de octubre de 2024 falleció Fortunato Roberto Bonelli, empresario y figura clave en la vida institucional del Club Belgrano. Hijo de Don Fortunato Antonio Bonelli y Doña Ulda Andrín, nació el 11 de julio de 1941. Con 18 años ingresó a trabajar en la pequeña planta fabril de laminación de hierro que su padre fundara en 1938.

Se casó el 31 de julio de 1964 con la Sra. María Susana Barón, el amor de su vida, con quien tuvo cuatro hijos: Sebastián, Pablo, Javiera y Paola. Ese pequeño círculo familiar, ampliado con la llegada de sus nietos Javier, Joaquín, Ulda, Facundo, Roberto, Arturo, Isabela, Rafaela, Emma, María Victoria, Ana Emilia, Antonio, Ciro, y su bisnieta Rufina fue el faro que iluminó su camino. De hecho, sus allegados recuerdan a Fortunato como un hombre visceralmente familiero. Protector de los suyos, a punto que su esposa Susana lo graficaba como un roble, que con sus ramas protegía a todos los que estaban a su lado.

“Su familia era todo”, cuentan las personas que mejor lo conocieron. “Los asados de domingo eran sagrados. Él se hacía cargo de la parrilla. Disfrutaba mucho estar rodeado de sus nietos”. Contaba chistes, y recitaba de memoria los cuentos de Eduardo Galeano, de una memoria prodigiosa. Le gustaba el humor inteligente, probablemente, porque era un hombre inteligente, que se expresaba con palabras justas, esas que lo dicen todo, en el momento indicado. Reivindicaba y pregonaba la unión familiar como uno de los pilares de su vida, y ese es su legado más importante. Muy cariñoso con sus amigos. Todos los días pasaba por el Circulo Italiano a tomar un café y jugar a las cartas. Las reuniones con sus “compañeritos de escuela” y la peña de los viernes eran sagradas.

Fue presidente del Club Belgrano, institución que llevará por siempre el ADN Bonelli. Su padre fue uno de los socios fundadores. “Tengo grandes recuerdos de mi infancia en el club. Siempre recordaré a Belgrano como una gran familia. Era un club en el que predominaba la gente joven”, recordaba Fortunato en una entrevista que repasaba la historia de la institución. Bajo su mandato se construyó el gimnasio Fortunato Bonelli, inaugurado el 28 de mayo de 1977, cuya estructura fue íntegramente donada por Fortunato Bonelli y Cia. También fue elegido padrino de la Escuela Fortunato Bonelli, en San Nicolás. Y de otro establecimiento escolar en Esquina, provincia de Corrientes.

Como empresario, junto a su hermano Freddy supo hacer de aquel pequeño taller de laminación una planta siderúrgica que llegó a emplear a unas 250 personas. Los trabajadores, precisamente, eran su otra familia. A punto tal que la venta de la empresa representó para Fortunato una decisión muy difícil no sólo por desprenderse del legado de su padre sino también por la incertidumbre que generaba el futuro de sus empleados. “Yo camino por las calles de San Nicolás y me paran los obreros. Me abrazan. Eso quiere decir que hemos sido unos verdaderos industriales, unos verdaderos trabajadores”, expresó no hace mucho tiempo, emocionado, al momento de recibir un reconocimiento.

Su fallecimiento no borrará esa sonrisa que lucía naturalmente. Y sus seres queridos, con el dolor de su pérdida, encuentran hoy en ese gesto un motivo para recordarlo con el cariño que no morirá nunca.

- Publicidad - spot_img