Los criollos revolucionarios impusieron su postura en la votación que se realizó en el histórico Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810. Sin embargo, eso no bastaría para desplazar a Cisneros.
En el histórico Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, una multitud exigió la renuncia del virrey del Río de la Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros. Se trató de un hecho de enorme relevancia en medio del contexto revolucionario de la Semana de Mayo de 1810. Se extendió entre el 18 y el 25 de ese mes.
Ese martes 22, luego de un intenso debate que se prolongó hasta casi la medianoche, se realizó la votación para determinar el futuro de Cisneros, representante de la Corona de España en la región. Los criollos revolucionarios que buscaban la independencia lograron imponer su voluntad, aunque eso recién se supo en el recuento del día siguiente. Sin embargo, eso no bastaría para desplazar al virrey, quien se mantenía empeñado en conservar su autoridad.
Semana de Mayo de 1810: qué pasó el martes 22
En la mañana del martes 22 de mayo de 1810, finalmente se realizó el Cabildo Abierto que exigían los revolucionarios y patriotas para debatir los pasos a seguir en medio de la inestabilidad política y social que había generado la noticia de la caída de la Junta de Sevilla, el último bastión de la Corona española que cayó en manos del ejército francés de Napoleón Bonaparte.
De las 450 personas que habían recibido una invitación, solo 251 pudieron asistir a la asamblea. Custodiando la Plaza de la Victoria (actual Plaza de Mayo) estuvieron alrededor de 600 hombres armados que formaban parte de la agrupación conocida como “Legión Infernal”. Encabezadas por los militares Domingo French y Antonio Beruti.
El primero en tomar la palabra durante el debate, donde se discutía si Cisneros debía seguir o no en su cargo, fue el obispo Benito Lué y Riega, quien le brindó su apoyo al virrey y sostuvo que, a pesar de la caída de la Junta de Sevilla, su derecho a gobernar era legítimo, por lo que las colonias americanas debían mantener su obediencia a las autoridades españolas.
Luego llegó el turno de Juan José Castelli, que contradijo al obispo y exigió que la soberanía debía regresar al pueblo para conformar una Junta de Gobierno. Al menos hasta que regresara al trono Fernando VII, quien se había visto obligado a renunciar en mayo de 1808. Fue ante el avance de las tropas francesas comandadas por Napoleón.
Por su parte, el Fiscal de la Audiencia, Manuel Villota, que representaba a los españoles más conservadores. Sugirió consultar al resto de las ciudades del Virreinato, dado que no era aceptable que Buenos Aires decidiera por todas ellas. Sin embargo, Juan José Pasó desestimó esa propuesta y subrayó que no había tiempo que perder y que era indispensable conformar una Junta de Gobierno.
En tanto, el jefe del Regimiento de Patricios, Cornelio Saavedra, se mostró a favor de la destitución de Cisneros. Aunque propuso que el poder se delegara en el Cabildo, que iba a estar a cargo de la formación de una Junta de Gobierno.
Luego de los diferentes discursos, que se extendieron hasta casi llegada la medianoche, se procedió a votar. No obstante, se decidió aplazar para la mañana siguiente el conteo de los votos, que evidenciaría un fuerte apoyo a la postura de Saavedra.