“Nos dicen que van a hacer lo posible”, es la respuesta vacía que reciben desde el Colegio de Farmacéuticos local al momento de elevar las quejas. Sucede que los plazos en los convenios de las obras sociales para el pago a comercios tienen esperas de hasta 120 días, una situación muy difícil de sostener teniendo en cuenta la inflación que reina en el país. No descartan que podrían darse complicaciones en el abastecimiento de medicamentos.
De la redacción de EL NORTE
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Nuevamente el ritmo inflacionario trae dolores de cabeza para los múltiples sectores de la economía nacional, al punto de generar confrontaciones entre diferentes apartados. Prueba de esto es la relación tirante entre los comercios farmacéuticos y las mutuales que funcionan en el país. Resulta que las farmacias trabajan mediante un sistema engorroso para el panorama actual, dado que el pago que deben recibir desde las distintas prestadoras puede demorarse hasta dos meses en hacerse efectivo. Teniendo en cuenta el valor adquisitivo que pierde la moneda nacional semana tras semana, la complejidad se agrava.
“Los convenios que tenemos son pésimos por los descuentos que nos hacen y el atraso de las obras sociales para pagar”, asevera un referente local del rubro en diálogo con EL NORTE. Debido a esto, un grupo de farmacias argentinas autoconvocadas –con presencia de firmas nicoleñas– elevaron quejas al unísono en búsqueda de que los Colegios de Farmacéuticos logren mejorar el escenario o impedir un desenlace adverso.
Cuesta arriba
Estos sistemas de cobro establecidos entre prestadoras y expendios no son novedad, pero desde las farmacias de la ciudad aseguran que los últimos meses se han vuelto una lucha constante: “En momentos sin inflación se puede soportar, pero como está la cosa hoy, se hace imposible”. “Cada vez se hace más difícil sostener la situación”, agrega otro comercio consultado.
Como si las demoras de 120 días para recibir un depósito fuera poco, otro inconveniente aparece en escena: las retenciones. Sucede que dentro de estos convenios colectivos, las obras sociales también se atribuyen una parte de las ganancias correspondientes a cada vendedor. Para ejemplificar, si un medicamento tiene de costo mil pesos ‘en el mostrador’ y al afiliado su empresa contratada le cubre la mitad, paga $500. El mencionado monto final que abona la persona en el negocio es lo que debe facturarse ante las prestadoras de salud, pero la cuenta no termina ahí. Como último paso en este proceso, a la farmacia que vendió ese remedio le descuentan un porcentaje de su venta al momento de facturar. Pasando en limpio, a los $500 que recibió en su local, al farmacéutico le quitan entre un 8% y 15% solo por trabajar con una obra social. “Esta es una de las cosas que queremos eliminar”, afirman tajantemente los perjudicados. Empero, los comerciantes buscan mantener su ritmo de atención. “Hacemos lo que podemos, seguimos atendiendo a todos con mucho esfuerzo”, detalló la dueña de otro establecimiento.
Por su parte, el Colegio de Farmacéuticos de San Nicolás ratificó que ha intentado plasmar las quejas que reciben a menudo. “Hemos elevado los reclamos para que paguen las prestaciones vencidas y que abonen antes las nuevas porque la inflación es muy grande”, contaron. No obstante, las soluciones todavía no llegaron.
Más problemas
En paralelo al difícil panorama plasmado, los mercaderes deben reponer su stock. Sin embargo, los plazos para recibir su plata no van de la mano con los que plantean las droguerías, estos últimos suelen ser más breves. “Vamos buscando formas de pagar, notas de crédito, cheques, hemos llegado a poner plata de nuestros bolsillos”, explicaron las fuentes consultadas sobre el proceso de pago ante las empresas productoras de fármacos.
Al hablar de este tema, el Colegio nicoleño toma partida: “Las farmacias van a atender hasta el límite del crédito que tengan las droguerías, aunque esto puede traer limitaciones en las prestaciones”. “Si te pasás del tope, no te venden más hasta que logres ponerte al día, por ende, es imposible reponer y te podés quedar sin capital”, agregan. En esta línea, desde la entidad sostienen que las droguerías deberían ir aumentando sus techos a medida que los productos se encarecen, porque esto podría acarrear un desabastecimiento. “La realidad es que la ampliación es menor, no creo que haya faltante porque los medicamentos aumentan regularmente, pero sin ello podría frenarse la atención”, aseveraron.
Estado de alerta
Condicionadas por la ineficaz respuesta de las autoridades y los “oídos sordos” de las prestadoras, diversas farmacias de manera independiente advirtieron a través de redes sociales que se encuentran en “peligro” y “al borde del colapso”. “Somos un grupo de farmacias que nos convocamos porque sufrimos lo mismo, estamos muy molestos y queremos resolverlo”, manifestó un comerciante nicoleño que difundió el panfleto virtual. Al elevar la voz, los mercaderes del rubro añoran un mayor empeño por parte de sus gremios. “Si los dirigentes no logran hacer nada, vamos a tomar medidas”, subrayó.
Una de las resoluciones analizadas por los negocios radicados en San Nicolás es implementar la atención por cupo. Esto contempla un límite de ventas mensuales o quincenales para medicamentos recetados. “De acuerdo a la espalda que tenga, cada farmacia decidirá atender por día cierta cantidad de recetas provenientes de la obra social con la que trabajen”, explicaron. Hasta el momento se mantiene como llamado de atención, pero el expendio de remedios no se aleja del peligro.