La ciudad amaneció ayer con una triste noticia, al conocerse el fallecimiento a los 63 años de Carlos Daniel Spurio, el “Nene”, uno de los más grandes jugadores de la historia del básquet nicoleño. Se inició en Regatas y fue requerido por los mejores clubes del país en su época. Tenía 63 años y desde el 2017 venía arrastrando problemas de salud.
El básquet de la ciudad está de luto. En la mañana de ayer falleció Carlos Daniel Spurio, a los 63 años. Arrastraba problemas de salud por una complicación coronaria desde el 2017, y en las últimas semanas estuvo internado en la clínica de la UOM. Su respeto y su forma de ser hicieron que todo el ambiente basquetbolístico lo apreciara, y que ahora esté lamentando su partida.
Nadie lo conocía por Carlos. Algunos le decían Daniel. Para todos era el “Nene”. Lo disfrutaron las multitudes que colmaban la vieja cancha de Regatas durante los míticos “Acercamientos”. De allí ya comienza a regresar rápidamente con los recuerdos el legendario Spurio. Y en la mente de los amantes del básquet aparece una imagen suya encestando la pelota desde el lugar que se lo propusiera con su zurda prodigiosa.
Un goleador nato
Además de haber sido una de las emblemáticas figuras de esas inolvidables veladas basquetbolísticas décadas atrás, el “Nene” fue uno de los mejores jugadores que dio San Nicolás. Nacido el 18 de noviembre de 1956, se inició en Regatas, en 1968. Allí tuvo como entrenadores a Dante Giurca y a Ricardo Gorrasi, con quienes comenzaría a desarrollar sus virtudes –como su tiro certero de media y larga distancia–; contando con unas cualidades técnicas poco convencionales teniendo en cuenta su contextura física y sus más de dos metros de altura (características que al mismo tiempo le permitían desnivelar en varios sectores del campo rival, posteándose y girando hacia su lado hábil o inhábil con la misma contundencia). En 1975 –año en el que llegó a vestir fugazmente la camiseta de Belgrano– pasó al club Boca Juniors de Capital Federal, iniciando un largo periplo fuera de su suelo natal (casi siempre utilizando el número “13” en sus espaldas, afirmándose como goleador, jugando de alero o como interno). Actuó luego en Ameghino de Pergamino, YPF de Capital Federal, Obras Sanitarias, River Plate, Vélez Sarsfield, San Lorenzo de Almagro, Independiente de Neuquén, Unión de Santa Fe, Gimnasia de Pergamino y Club Córdoba de Corrientes.
Jugando para San Lorenzo –ante Argentino de Firmat– el “Nene” participó en el histórico partido inaugural de la Liga Nacional, el cual se jugó en cancha de Obras el 26 de abril de 1985. Ese día León Najnudel realizó el salto inicial simbólico entre Steve Stanford y Leonarg Goggins. En aquel certamen promedió 21.1 tantos por juego, en el que fue su mejor registro en el profesionalismo. En la “A”, Spurio en total disputó 64 partidos a lo largo de tres temporadas; las otras dos fueron con Unión de Santa Fe (con Hernán Montenegro, Carlos Romano y Esteban Camisassa, de compañeros) y Gimnasia de Pergamino. De estas participaciones en la “elite” le quedó un promedio de 11.1 puntos.
Un tiempo después, en 1991 regresó a Regatas para jugar la vieja Liga B (lo que luego sería el TNA), entre 1992 y 1994 actuó en SOMISA, consiguiendo el ascenso a la “B”. Tuvo un paso por Náutico de San Pedro y con casi 40 años se retiró de la actividad en 1995 en Automóvil Club, al que más tarde dirigiría. Además de haber integrado durante muchos años –habiendo sido compañero o rival de los mejores jugadores de la época– diferentes seleccionados de San Nicolás, Pergamino, Provincia de Buenos Aires (fue campeón en compañía de un tal “Beto” Cabrera, por ejemplo) y Capital Federal, Spurio vistió la camiseta de la selección argentina en reiteradas oportunidades.
En efecto, en 1975, Spurio fue subcampeón sudamericano juvenil con Argentina, detrás del Brasil de Marcel, Oscar y Gilson, en el torneo realizado en Araraquara. En ese plantel que dirigió Abelardo Dasso el nicoleño tuvo como compañeros, entre otros, al Gato Meire, al Negro Romano, Daniel Ludi y a Mario Scola (padre de Luis). Al año siguiente volvió a jugar para el representativo juvenil argentino, en este caso el Panamericano de San Pablo. Y en 1977 y 1978 actuó para la Selección Mayor en los panamericanos de Chile y Venezuela, respectivamente. Allí tuvo como entrenador nada más y nada menos que Najnudel.
Tras haber estado varios años alejado de la actividad deportiva, regresó una vez más al básquet de Regatas; en este caso para trabajar como técnico en las formativas y en el representativo “B” regatense en la Primera local. Allí se mantuvo hasta el 2017, cuando por razones de salud y por recomendaciones médicas debió abandonar esa tarea (como si esto fuera poco, en el medio padeció las inundaciones en su casa y en su taller de confección de ropa y mantelería de La Emilia, en donde residía). Al mismo tiempo Spurio tuvo que desprenderse de la organización del Maxibásquet en el ámbito de la ABSN, actividad que desarrollaba con enorme pasión (etapa en la que pudo cosechar lo que había sembrado durante tanto tiempo, recibiendo muchas muestras de afecto por la carrera realizada).
Los últimos años
Se lo vio en alguna que otra “escapada” viendo a su Regatas querido en las ediciones pasadas del Provincial de Clubes, aunque luego de haber sufrida una nueva descompensación por sus problemas cardiorrespiratorios se alejó definitivamente de los “parqués”. Desde entonces al “Nene” –con su físico muy dañado producto de varias intervenciones quirúrgicas delicadas– pasó sus días literalmente entre cuatro paredes, acompañado de su esposa Matilde, incondicional compañera, y el cariño de sus hijos y nietos. En el medio del aislamiento social, preventivo y obligatorio que se decretó a raíz de la pandemia causada por el coronavirus, en un breve contacto que tuviera con EL NORTE, confesó con picardía y cierta resignación: “Hace más de dos años que estoy haciendo cuarentena, así que esta situación (la del encierro) no me afecta para nada”.
Se fue atesorando los recuerdos de los maravillosos años vividos junto a la “anaranjada”; un amor que no se terminará nunca; ni siquiera con su temprana partida. Es que la historia ya se ocupó de poner su nombre en un lugar de referencia, para que las próximas generaciones sepan quién fue el “Nene” Spurio; un tipo noble, de enorme corazón. Un corazón que ayer se cansó de haber dado y recibido tanto afecto y dijo basta.