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domingo, diciembre 15, 2024
Edición Diaria
Edición N°

ESTEBAN BULLRICH Y EL DISCURSO COMPLETO DE SU RENUNCIA AL SENADO QUE CONMOVIÓ A TODOS.

El legislador de Juntos por el Cambio padece ELA, una enfermedad neurológica degenerativa que le genera dificultades tanto para moverse como para hablar.



Al inicio de su mensaje, el referente del PRO estalló en llanto y conmocionó a todos los legisladores de todos los partidos.

Bullrich había sido electo en 2017 imponiéndose en los comicios legislativos y dejando en segundo lugar a la actual vicepresidenta Cristina Kirchner, por lo que su mandato vencía el 10 de diciembre de 2023. Anteriormente, se había desempeñado como ministro de Educación durante la primera etapa de la gestión de Macri. Además, había ocupado el mismo cargo pero en la Ciudad de Buenos Aires, entre 2010 y 2015.



“Desde que entré a la política, hace casi 20 años, siempre intenté ser fiel a mi mismo. No mentirme, hacer lo que sentía justo, aunque no fuera conveniente. Hoy, en este recinto del que me honra ser parte, vengo a hacer algo que va en contra de cada fibra de mi cuerpo. Nada de lo que soy me indica que este es el camino que quiero seguir, pero creo firmemente en la idea de que el interés público siempre, siempre, debe estar por encima de los intereses personales. La realidad me impone esta decisión y la ELA me ha enseñado, fundamentalmente, a aceptar la realidad.

Me siento en este recinto con una profunda humildad, y a la vez un enorme orgullo. Humildad por ser parte de este cuerpo, tanto más grande que todos nosotros, y orgullo porque ser parte del Senado de la Nación es ser parte del debate donde viven nuestra democracia, nuestra libertad y nuestro constante intento de construir un país mejor.

Con todo el dolor del mundo y la frustración de no tener alternativa, quiero anunciar mi renuncia al cargo de Senador por la provincia de Buenos Aires. Ser parte del Senado de la Nación ha sido uno de los honores más grandes, impensados y desafiantes de mi vida política, y de mi vida en general. Acá encontré a un grupo de personas comprometidas con sus provincias y con la patria y pude hacer mi aporte para lograr lo que voy a seguir buscando: un mejor país para mis hijos. Digo esto sin ataduras partidarias y les pido que tomen todas las expresiones que siguen como de quien vienen: un ciudadano.



Renuncio a mi banca con mucha tristeza y mi última actividad legislativa es un proyecto de ley de educación inclusiva que busca igualar oportunidades y que, como todo lo que hecho hasta ahora en mi vida política, intenta dejar de lado egoísmos y vanidades para buscar el consenso. Y este proyecto fue acordado a partir de tres proyectos originales y con el aporte de senadoras y senadores de todos los bloques, que dejando de lado intereses personales y visiones partidarias encontramos el proyecto común. A lo largo de estos veinte años esto me ha pasado infinidad de veces. Créanme que es mucho mas lo que nos une que lo que nos divide, solo se requiere vencer prejuicios, hacer silencio y escuchar al otro. Este proyecto no es de nadie, es de todos. Porque en política, las buenas ideas no tienen dueños, tienen beneficiarios. Repito, las buenas ideas no tienen dueños, tienen beneficiarios. Y porque, como dijera Borges: “nadie es la Patria, pero todos lo somos”.

Aunque no me corresponde a mi pedirlo, me gustaría que se recordara de mi paso por este cuerpo la búsqueda constante del consenso a través del diálogo. El diálogo entendido como una conducta activa, de apertura y de generosa curiosidad en la que los participantes se abren a escuchar a la persona que tienen enfrente. Ese es, para mí, el valor mas importante y a la vez mas escaso de la politica argentina: la posibilidad de entender que los adversarios nunca son enemigos y que representan a una porción de los argentinos cuyos valores, intereses y deseos son tan atendibles como los de uno y que se puede dialogar, negociar y acordar sin relegar lo que uno es y lo que uno defiende.



El diálogo no puede ser solamente táctica, convencimiento y competencia. La lógica transaccional en la que negociar es solamente un cálculo contable nos despoja de sentido y nos convierte en meros mercaderes políticos que dejan de mirar el bien común. El diálogo, la búsqueda de la razón entre dos, debe ser un acto de generosidad, de amor y de caridad cristiana, entendiendo que la verdad y la justicia son valores que encontrar, no propiedad de alguna de las dos partes.

Esa falta de diálogo trasciende estas paredes, vivimos en un país enfocado en la grieta y en el debate violento, un país en el que la gente de bien escapa de la política, la desprecia y la condena. Un país en el que la gente se recluye en lo privado, soltando el sueño de ser parte de la construcción de una Argentina mejor. Un país en el que empujamos a la gente a no ejercer lo que es el rol más alto de una democracia: el rol de ciudadano.

Por último, quiero agradecer a todos los que han sido parte de este camino. A mi mujer, María Eugenia, con quien hace unos días cumplimos 22 años de casados y sin quien nada de lo que hice hubiera sido posible. María Eugenia es una santa y es a la vez mi conexión con el cielo y mi cable a tierra. A mis hijos, a quienes ver crecer es la felicidad más grande de mi vida y quienes con generosidad y amor toleraron a un padre que trabajaba mucho más de lo que ellos hubieran preferido.



A mi equipo que ha trabajado incansablemente día tras día para cubrir mis debilidades y errores, y, francamente, estos crecieron en los últimos meses. Ningún legislador podría haber deseado un acompañamiento mejor.

A dos senadores que han sido un ejemplo en esto de dialogar sin traicionar la propia esencia. Churchill decía que el coraje era la mas importante de las cualidades humanas, porque es la que garantiza todas las demás. Mi amigo el senador Federico Pinedo y el senador Miguel Pichetto han exhibido, para mí, mejor que nadie esa cualidad humana en esta función. Y han sido mis guías en los primeros meses en este Senado.



A mi bloque, como les dije esta semana, les agradezco el afecto, consejo y contención que me han dado especialmente en los últimos meses. Me han ayudado a llegar hasta acá y lamento mucho dejarlos en lo que viene, pero espero poder seguir aportando desde otro lugar a la enorme tarea que tienen por delante.

Al senador José Mayans por su acompañamiento espiritual.

A nuestra secretaria parlamentaria María Luz Alonso, Luchi, que ha estado siempre pendiente de mis nuevas necesidades.

A todos ustedes, gracias por el espacio para decir estas palabras. Me voy honrado por el apoyo y la contención que me dieron todos estos meses. Es muy importante para mí saber que, a pesar de las diferencias y las peleas, vibra en cada uno de ustedes el deseo latente de hacer una Argentina próspera, sostenible, pujante e inclusiva. Hoy doy este paso con tristeza, pero también sabiendo que si no dejan de hablarse y tender puentes; si son honestos con los demás, pero especialmente, con ustedes mismos, van a encontrar el camino del que nos alejó en este tiempo la ceguera y el egoísmo. Será a partir de ahora sin mí, pero sepan que aunque no esté, estaré. Que la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia, los ilumine a ustedes y a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.