Se trata de un esquema de negocios que se presenta como una oportunidad para obtener un gran retorno económico. Consiste en conformar una red basada en la confianza, en la cual los nuevos participantes que ingresan deben invertir dinero y captar a nuevos inversionistas que quieran formar parte de esta red. Lo que hay que saber para no caer en una estafa.
Carolina Mitriani
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En la actualidad, debido a la aparición de nuevas tecnologías que literalmente han expandido los mercados facilitando la creación de un vasto conjunto de bienes y servicios, se ha vuelto cada vez más dificultoso distinguir cuándo alguna persona nos está ofreciendo un negocio real o viene de parte de una organización fraudulenta que busca quedarse con nuestros ahorros.
No obstante, hay una serie de condiciones que un ahorrista siempre debe observar al momento de realizar una inversión para no caer en un esquema piramidal.
Agustín Romiti, magíster en Finanzas y consultor con certificado ALyC nº 43, le explicó a EL NORTE cómo funcionan estas estructuras.
Para comenzar, debe analizarse la sustancia de lo que se está ofreciendo y la rentabilidad. Los esquemas Ponzi suelen ofrecer retornos muy por encima del promedio del mercado. Para tener un indicador objetivo, el índice Standard & Poor’s 500, donde cotizan las quinientas compañías más grandes de Wall Street, ha rendido en promedio un 8% anual en dólares (esto no significa que todos los años un inversor obtiene esa rentabilidad, sino que dentro del promedio hay años que subió un 40% y otros, como el actual, donde ha caído un 30% aproximadamente).
En estos casos, y con el objeto de incentivar al ahorrista, un Ponzi suele ofrecer rentabilidades que van de un 8% a un 15% mensual en dólares, cifra que al calcular el rendimiento anualizado deja tasas que superan ampliamente el 100% y lo hacen de manera garantizada. Cabe destacar en este ítem que existen activos que han rendido más del 100% anual en dólares, pero estas rentabilidades no suelen repetirse año tras año e inclusive luego de períodos de grandes expansiones vienen las correcciones (como ha sucedido con el bitcoin y otras criptomonedas). Es decir, toda inversión trae aparejado un riesgo.
Continuando el análisis, otra conducta muy recurrente en este tipo de organizaciones es el reclutamiento de personas referidas y el cobro de comisiones por ello. Esto se debe a que no existe ninguna actividad económica que implique la venta de un producto o servicio real para sustentar las ganancias, sino que solo hay un relato sobre alguna actividad. La realidad es que los únicos ingresos provienen de las nuevas personas que aportan sus ahorros a la estructura financiando la salida de aquellos que ingresaron antes, cuando se terminan las personas para ingresar es el momento en el cual la estructura se derrumba.
Ejemplo
Simplemente para ejemplificar esto, supongamos que se le ofrece a un inversor que ingrese por US$ 100 una rentabilidad del 400% anual, es decir, a fin de año deberá cobrar US$ 400, para lo cual tendrá que reclutar a cuatro personas y luego, estas últimas cuatro personas deberán reclutar a cuatro más cada una, es decir, 16. Y así es cómo el número de personas a ingresar para financiar la salida de los que entraron antes crece de manera exponencial hasta tornarse insostenible.
En su ambición por conseguir nuevos participantes y continuar sosteniendo la pirámide, es muy probable que encontremos permanentes “bombardeos” con publicidades en las redes sociales al ingresar a los perfiles de quienes profetan dichas publicidades y veamos personas intentando mostrar un nivel de vida muy alto, con viajes y fotos con frases de superación personal. También veremos que hay un gran número de cuentas que representan a la empresa, pero ninguna será oficial o verificada. Por otra parte, las redes no son el único medio ya que también utilizarán todo tipo de reunión, conversación o encuentro para sacar el tema e intentar reclutarnos, en el marco de su desesperación.
Otro indicador
El tercer indicio acerca de que una “empresa” es un esquema piramidal se puede encontrar en la falta de transparencia al brindar información contable, estados financieros y balances. Dado que, conforme a lo mencionado en el párrafo anterior, no existe actividad alguna, tampoco existe evidencia contable sobre tal actividad.
Es por esto que, tanto en los sitios web como en las oficinas o en las charlas con sus representantes, será prácticamente imposible encontrar estados contables que brinden información sobre el estado financiero de las compañías. De hecho, ni siquiera llevan registros. El dinero fluye de mano en mano, cuenta en cuenta, sin contar respaldo contable ni jurídico.