Gonzalo Santos, profesor, escritor y analista de tópicos educativos, denunció que el equipo directivo de la EES N° 12 retiró del aula su novela «Yo fui un hacker gordo y un poco eunuco». “Es la primera vez que me pasa. Estoy azorado. No debería pasar esto en una escuela pública”, señaló a EL NORTE.
Carolina Mitriani
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“Bueno, finalmente me llegó a mí también: he sido cancelado”, ironizó en sus redes el escritor Gonzalo Santos. Una docente de la EES 12 “Rafael Obligado” fue informada por la inclusión de la novela «Yo fui un hacker gordo y un poco eunuco», que conoció a través de la Feria del Libro y puso a disposición de los alumnos para su lectura.
Fuentes consultadas refirieron a EL NORTE que 5 de los 40 padres del curso elevaron la queja al equipo directivo y estos decidieron cortar la situación incómoda de raíz. A través de una nota en el cuaderno de comunicados señalaron: “Señores padres: Por medio de la presente el Equipo Directivo de la EES 12 informa a ustedes que el texto ‘Yo fui un hacker gordo y un poco eunuco’, de Gonzalo Santos, no forma parte del corpus de lecturas obligatorias del proyecto de Prácticas del Lenguaje de 3B. Desde esta Dirección se desaconseja su lectura por su temática y vocabulario impropio para este grupo etario”.
Voz de autor
Gonzalo Santos, que frecuentemente realiza análisis y ensayos sobre educación, se sorprendió al conocer sobre la retirada de su obra. “Hay una institución oficial que quitó la posibilidad de leer ese libro a los chicos. Con lo cual técnicamente es un acto de censura, más allá de lo que considere yo o cualquiera”, expresó.
Sobre las motivaciones que pueden haber desatado incomodidad entre padres y directivos, Santos considera que “sucedió porque es un libro que tiene algunas escenas de sexo. Se utiliza mucho la palabra ‘pija’. La novela está narrada desde el punto de vista de un adolescente de 17-18 años, que tiene algunas obsesiones con su miembro pequeño. Como la novela está contada así, aparecen esas palabras que están en el habla del personaje. Hubiera sido inverosímil que yo utilizara otro tipo de vocabulario en boca de ese personaje”.
Este acto lo enmarca en lo que se conoce como la cultura de la cancelación, “donde si hay algo que no me gusta o creo que hiere algún tipo de minoría, religiosa o de cualquier tipo, se saca de circulación o se intenta cancelarlo. Me parece que no está bien y menos porque sucedió en una escuela pública, donde debería haber libertad de cátedra y no la hubo acá, evidentemente”.
La implementación de esta práctica, sin otra instancia de diálogo, fue contemplada por el escritor como parte de la directriz hacia una “literatura pasteurizada e inocua, que carece de todo tipo de valor. La literatura tiene que ser polémica también, tiene que ir al hueso de la experiencia, no tener tabúes. Eso implica tocar temas que son sensibles y no hay que tener miedo. La literatura es un territorio de libertad”.
Sobre lo que considera como un acto de censura, Gonzalo Santos entiende que fue un error de la institución porque “toda la literatura tiene que ver con la experiencia del ser humano, y en esa experiencia hay una dimensión sexual que no es poco importante. Yo no veo por qué un chico de 15 o 16 años no pueda acceder a una lectura de este tipo. No lo entiendo, la verdad”.
Inédito
Otros docentes, a partir de este caso, mostraron su apoyo a la decisión de la docente de incorporar más textos en el aula, particularizando en su buena tarea para fomentar la lectura en los jóvenes. También señalaron que no es la primera vez que pasa en San Nicolás, pese a que dentro del plan de estudios están incluidos materiales de fuerte contenido y lenguaje similar al excluido en este caso en la Escuela Normal.
Santos conoce sobre la presencia de sus textos en aulas de escuelas y profesorados, donde se utiliza como material complementario, pero admite que la sorpresa es porque nunca le había pasado que fuera «cancelado». “Jamás recibí una cosa semejante. Quizás, sobre todo en la obra más ensayística, tuve alguna opinión contraria, pero jamás alguien me dijo ‘hey, usaste la palabra pija’. Con ese criterio, habría que censurar buena parte de la literatura contemporánea porque la mención sexual está presente en muchísimas; en algunas de manera más explícita, a veces con un lenguaje más indirecto, a veces más metafórico, a veces muy directo y brutal. Pero está presente y atraviesa una gran parte de la literatura contemporánea, y en obras como Matadero dicen la palabra ‘verga’”, insistió, resaltando este texto clásico en las aulas argentinas.
La comunidad docente de San Nicolás mostró un gran apoyo a la profesora afectada. Destacados profesores respaldaron su derecho y el de los alumnos a acceder al texto en cuestión y valoraron su trabajo para generarles interés en la lectura.