El relevamiento semanal del Museo Antonio Scasso de San Nicolás contabilizó hasta el cierre de noviembre un total de 1310 focos de incendio en el área PIECAS DP, con una proyección de 1325 para todo el año calendario. En 2023 habían sido 10.843 y en 2020, el del peor desastre ambiental en el Delta, fueron 39.663.
De la redacción de EL NORTE
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Este 2024 que está terminando será, entre los últimos cinco, el año en que menor cantidad de incendios fueron detectados en el delta del río Paraná, un problema ambiental que tuvo su más reciente expresión durante la histórica y prolongada bajante registrada entre 2020 y 2022. En su reporte mensual de noviembre, el Museo de Ciencias Naturales «Antonio Scasso» de San Nicolás consignó que en los primeros once meses de este año se detectaron 1310 focos de calor en toda el área PIECAS DP, que comprende a ambas riberas del río desde las ciudades de Santa Fe y Paraná aguas abajo hasta la desembocadura del curso en el Río de la Plata.
Y también proyectó, de acuerdo con la actual tendencia, que serán alrededor de 1325 los focos de todo el año. Con esa marca, habrá que retroceder hasta 2019 para encontrar una menor: en aquel año los focos de calor en el Delta del Paraná habían sumado 1106, siempre de acuerdo con el registro que lleva el Museo Antonio Scasso.
Los cuatro años que le siguieron, que coincidieron con una bajante y una sequía históricas, fueron los peores. La marca más elevada fue la de 2020, con un total de 39.663 focos de calor detectados a lo largo de todo el año. En 2021 fueron 14.792, muy por debajo de la marca del año precedente pero también muy por encima del promedio de 1887, que arrojó la serie contenida entre los años 2012 y 2019.
En 2022 los incendios en el delta del Paraná volvieron a ser más frecuentes, con un total de 25.987 focos de calor detectados durante aquellos 12 meses. Ya en 2022 hubo un descenso, aunque con un número todavía elevado: 10.843 focos de calor.
De aquellos 10.843 focos de 2023 hasta los 1325 con que cerraría este año, la disminución es de casi un 88%. Y si a este 2024 se lo compara con 2020, la reducción es de casi un 97%.
Una alerta ambiental
Así, se cierra un año con una comparativa positiva respecto de los anteriores en materia de incendios en las islas. Y se trata de un año en que la preocupación por la salud ambiental del delta del Paraná volvió a estar en agenda, sobre todo por una serie de factores climáticos y ambientales que permitían suponer que podría volverse a los desalentadores números de 2020, 2021 y 2022.
Hacia julio de este año, frente al regreso del fenómeno La Niña, una de las alertas que se encendían tenía que ver con las islas y los incendios. Es que, según advertían especialistas, una serie de situaciones de índole climática configurarían un escenario similar a aquel por el cual en 2020, 2021 y 2022 los incendios en las islas fueron moneda corriente.
En aquel contexto, desde la Universidad Nacional de Rosario explicaron que se esperaba otra bajante del Paraná y un descenso de las precipitaciones. Eso, sumado a que las heladas anticipadas de este pasado invierno aceleraron la seca de los pastizales: condiciones todas ellas que podrían desembocar en una nueva etapa de fuego y humo en la región del litoral del Paraná.
Si se suman los datos de 2020, 2021 y 2022, cuando el inicio de la sequía y la bajante del Paraná descontrolaron las quemas, en algo más de dos años y medio se destruyeron al menos unos 8537 kilómetros cuadrados (853.000 hectáreas) sobre un área total estimada en unos 2,3 millones de hectáreas. El equivalente a 42 veces la superficie de la ciudad de Buenos Aires.
En este 2024, el área afectada por los 1325 focos de calor será de 18.422 hectáreas.