La distribuidora energética EDEN denunció nuevos hechos delictivos y vandálicos. Y advirtió sobre el “extremo peligro” de estas prácticas y el perjuicio que producen a la continuidad del servicio.
De la redacción de EL NORTE
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Cada semana ocurren nuevos hechos vandálicos contra las instalaciones de la distribuidora energética EDEN, especialmente en la zona norte de su área de concesión, compuesta por San Nicolás, Conesa, Ramallo, Pérez Millán, Arrecifes y Capitán Sarmiento. “Estos actos delictivos tienen en vilo a la empresa y las fuerzas policiales, y derivan en dolores de cabeza para cientos de familias todos los meses”, informó la prestadora de servicios.
Meses atrás, la distribuidora EDEN difundió un comunicado de prensa con el detalle pormenorizado del vandalismo en San Nicolás y alrededores durante 2023. En total, la empresa registró más de 140 robos de instalaciones de la red eléctrica, situación que se profundizó en el último trimestre, y que han provocado daños económicos por más de 840 millones de pesos.
En lo que va del 2024, ya son más de 70 los robos y hurtos en la región norte. Para dimensionar la gravedad del asunto, desde la empresa afirman que en los primeros once días de septiembre ocurrieron tres hechos vandálicos. El domingo 1º de septiembre, los delincuentes hicieron un boquete en la celda de media tensión ubicada entre las calles España y Almafuerte, donde sustrajeron elementos con valor de mercado de un transformador que quedó fuera de servicio.
Operarios de la empresa acudieron al lugar alertados por los reclamos de los usuarios sin suministro y constataron el hecho. No obstante, cuatro días después tuvo lugar una nueva entradera y robo en otro de los transformadores de la instalación. Por último, el pasado 11 de septiembre fue robado un centro de transformación ubicado en Ruta 9 kilómetro 221, dejando fuera de servicio a numerosas familias
Las consecuencias
Tanto la distribuidora EDEN como los usuarios se ven afectados por el recurrente vandalismo de infraestructura. Los daños ocasionados generan oscilaciones de tensión e interrupciones de servicio que se prolongan durante horas por la complejidad que supone el traslado y la instalación de equipos nuevos. Repentinamente, guardias y contratistas destinados a tareas de reparación o mantenimiento de las líneas deben rastrear la afectación y gestionar su reparación, que muchas veces consiste en el reemplazo de transformadores enteros.
En este contexto, la empresa manifestó su “preocupación” y “repudio” por el robo reiterado de infraestructura en la región, dado que además de ser penado legalmente, es una actividad que podría tener consecuencias mortales para los involucrados y afecta negativamente la calidad y continuidad del servicio de energía eléctrica. Además, la distribuidora lanzó un llamado a “la colaboración de la comunidad para denunciar cualquier actividad sospechosa que pueda estar relacionada con este acto delictivo”.