Por estas horas, el Gobierno analiza si bajar el telón del Congreso hasta el 1 de marzo o armar un temario a piacere para las sesiones extraordinarias.
Concluidas las sesiones ordinarias, la Cámara de Diputados inició este lunes un receso formal. El Gobierno aún no define si convocará a sesiones extraordinarias, dejando en el aire la agenda legislativa. Tras el fracaso del debate sobre la Ley de Ficha Limpia, que agudizó las diferencias entre oficialismo y oposición, el Congreso enfrenta un limbo político. La única actividad confirmada por ahora es la sesión preparatoria del miércoles.
Definiciones pendientes del Gobierno
En la Casa Rosada se debate si mantener la actividad legislativa en pausa hasta marzo o impulsar un temario propio. Para aliviar las tensiones con la oposición, el portavoz presidencial, Manuel Adorni, aseguró que el Gobierno está a favor de Ficha Limpia y trabaja en una propuesta alternativa liderada por Alejandro Fargosi. No obstante, evitó precisar si el tema será tratado en sesiones extraordinarias, lo que parece poco probable dada la etapa preliminar del proyecto.
El reclamo opositor y las prioridades del Ejecutivo
La oposición exige que el Gobierno discuta el proyecto de Presupuesto 2025, aunque este pedido se percibe como una apuesta incierta. En cambio, el oficialismo prioriza la eliminación de las PASO y la reforma de la ley de partidos políticos. Este objetivo enfrenta resistencias internas y externas, especialmente desde el peronismo de Unión por la Patria, que no apoya completamente la idea, y los partidos de Juntos por el Cambio, que consideran esencial mantener las PASO para resolver disputas internas.
Acusaciones cruzadas y argumentos económicos
Desde la oposición sospechan de un supuesto pacto entre el presidente Javier Milei y Cristina Kirchner para suspender Ficha Limpia y eliminar las PASO, buscando polarizar entre ellos y relegar al macrismo. El Gobierno rechaza estas acusaciones, defendiendo la eliminación de las primarias como una medida de ahorro para el país. Argumentan que las PASO representan una costosa “encuesta nacional” y una interferencia del Estado en los asuntos internos de los partidos políticos.
Un riesgo calculado para el oficialismo
Eliminar las PASO sería una jugada arriesgada para el Gobierno, consciente de las resistencias que enfrenta. Esta estrategia podría terminar en un revés político, pero también ofrece la oportunidad de mantener el control del relato. Si fracasa, el oficialismo podría recurrir a una narrativa que vincule a la oposición con los privilegios de la clase política, una táctica que Milei ha usado con éxito en el pasado.
En medio de estas tensiones, el futuro inmediato del Congreso sigue siendo incierto, mientras el Gobierno evalúa los costos y beneficios de dar pasos audaces en una arena política cargada de desafíos.